Es Italia, ya se sabe. Es Misano, ya se teme. Es Tavullia, el imperio de Valentino Rossi. Si en Mugello, hace tres meses, construyeron una tumba en los aledaños del circuito de la Toscana, no debe extrañarnos que, esta vez, atasen una cabeza de cerdo a una valla próximas al ‘hospitality’ de Marc Márquez. ¿Para insultarle? ¿Para intimidarle? No, para tratar de provocarle. Como dijo, muy bien dicho, Jorge Lorenzo, el otro piloto español que derrotó y humilló al ‘Doctor’, con su misma Yamaha, si ‘Vale’ quisiera, levantaría su mano derecha, cual emperador que es, separaría las aguas, frenaría esta incomprensible ‘marea amarilla’ de casi odio y, sin estrechar la mano del tetracampeón más joven de la historia de MotoGP, permitiría el regreso a la normalidad, imponiendo, sí, el sentido común.

El trazado dedicado a Marco Simoncelli albergará hoy, a partir de las 11.00 horas (Movistar MotoGP TV), una jornada preciosa. No deberían de perdérsela. Los pilotos, que venían de unas cortas vacaciones y no pudieron correr en Silverstone, están ansiosos de devolverle a su gente la emoción que se perdieron en Inglaterra. Así que desde los más pequeñitos a los gigantes de MotoGP, la pista de este calmado y playero Adriático será (por el calor) una cinta de asfalto efervescente.

Hay demasiadas riñas como para no reparar en todas ellas. La primera surge nada más pensar en la mano extendida de Márquez, en la cobra de Rossi, en la cabeza de cerdo, en el ardiente Misano. Valentino lleva demasiadas batallas perdidas, pero, pícaro él, mantiene viva la guerra. Y le hace ilusión vencer, derrotar a Márquez. «Hay dos Ducati, está Márquez y Viñales. La pega es que yo salgo desde demasiado atrás. La tercera fila es un problema, pero me veo con ritmo para alcanzarlos y, sobre todo, hemos mejorado en frenada y puedo jugármela», dice el ‘Doctor’. «Puede llegar. Llegará, sí. Creo», comenta lacónico Márquez, que se ve capaz de estar con ellos. ¿Ellos?, pues esos, las Ducati de Jorge Lorenzo y Andrea Dovizioso, y la Yamaha de Maverick Viñales.

Está la pugna en el seno de Ducati, que, aunque la nieguen, existe. Lorenzo quiere quedar por delante de ‘Dovi’, que quiere demostrar que el líder es él. El título de constructores, el más valorado por las fábricas, pues es el único que les permite publicitar que ellos son los campeones (no el piloto), sigue metido en un puño: manda Honda, a 28 puntos está Ducati y a 53, Yamaha. «No podemos correr pensando en esa clasificación. Jorge y yo queremos ganar, veremos cómo lo gestionamos», dice ‘Dovi’, como no queriendo saber nada de ese asunto empresarial, del que pueden depender miles de ventas y millones de euros de beneficio.

El Mundial está en juego. Marc Márquez, es líder con 59 puntos más que Rossi, 71 más que Lorenzo y 72 más que ‘Dovi’, cuando aún restan 175 por repartir, pero la distancia es muy grande.