—Le está tocando ahora ser suplente. ¿Cómo lo lleva?

—Con la idea de trabajar cada vez más para volver al once y tratando de mejorar, porque soy joven y tengo margen, sin duda.

—Su último partido en el once fue contra el Almería, donde llegó ese gol de Saveljich con su marca en un córner.

—Me vi bien, solo fallé en el lance del gol, el único duelo que perdí. Eso deja la idea de que hice mal partido, pero en global creo que hice un buen encuentro, no tan malo como muchos piensan.

—¿De qué se reían Saveljich y usted antes de esa jugada?

—El árbitro nos estaba comentando lo de las manos, lo de no empujarnos. Yo no estaba tocándole y ya parecía que me estaba diciendo que iba a hacer penalti, por eso sonreí. Fue solo eso.

—¿Qué le dijo Víctor?

—No me dijo nada después, cada uno sabe sus responsabilidades.

—¿Por qué el Zaragoza encaja tantos goles a balón parado?

—Es uno de los aspectos que tenemos que mejorar, pero creo que eso es responsabilidad de cada uno porque nuestra manera de defender los córners y las faltas es al hombre. Es cuestión de segundos, de no dar ni un metro al atacante y de ganar la disputa.

—La estatura influye y la media del Zaragoza no es alta. ¿Cómo afecta eso en el balón parado?

—Eso dicen las estadísticas. Los centímetros se sienten un poco en las jugadas de estrategia, pero eso nos exige dar un plus más, hay que estar más concentrados porque es evidente que nosotros tenemos futbolistas más pequeños que los rivales.

—En sus dos temporadas aquí ha dado un buen nivel en algunos partidos, en la parte final de la temporada pasada, pero también se le remarcan errores gruesos. Esta campaña los ha tenido ante el Elche, en Las Palmas, contra el Almería...

—Los errores que he cometido me han penalizado mucho, pero si tienes mi personalidad piensas en que no hay que bajar los brazos, en que hay que seguir peleando con la cabeza erguida. Asumes las responsabilidades y tratas de mejorar. Además, en esos partidos solo cometí ese error, fueron fallos puntuales.

—¿Con qué cree que se queda más la afición de usted, con esos errores o con el nivel general?

—Hay de todo, algunos se quedarán con los fallos y otros seguirán confiando en mí. Es normal que la gente se quede triste cuando hay un error así, pero yo siento que la afición confía en mí.

—¿Cómo valora su temporada en el Zaragoza hasta ahora?

—Estoy viviendo ahora una etapa más irregular. Esta temporada la empecé bien, con muchos minutos, jugando en un puesto que no era el mío, de pivote, pero lo asumí con responsabilidad y me gustó hacerlo, ya que tenía alguna experiencia del Oporto. Después volví a ser central y estaba haciendo bien las cosas. Ahora estoy teniendo menos presencia.

—¿Tras la llegada de Dorado en el mercado de enero se siente el tercer central del equipo tras Guitián y él?

—No me considero así, porque aquí los cuatro centrales somos buenos, Álex, Guitián, Chechu y yo. Es solo una cuestión de trabajar cada vez más para ponérselo difícil al míster.

—¿Cuándo cree que ha dado su mejor nivel en el Zaragoza?

—La parte final de la temporada pasada fue mi mejor momento, sin duda. Tuve una experiencia magnífica, en el rendimiento y en vivir algo que nunca había pasado, ni imaginado. El espíritu zaragocista y la afición nos transmitieron que todo era posible y estuvimos a punto de subir.

—¿Es Verdasca mejor futbolista que cuando llegó desde la cantera del Oporto?

—Llegué con 20 años, mi primera vez fuera de casa, en el extranjero... Estoy madurando mucho. Ahora, con 22 años soy un futbolista mejor, que por ejemplo sabe jugar con más presión, porque esta es la novena afición de España en los estadios. Ese ambiente ayuda mucho pero tienes que saber asumirlo. He mejorado en aspectos psicológicos también. Cuando me vaya de aquí voy a salir más preparado que si me hubiera ido a otro club diferente, con menos presión y con otra afición.

—A veces parece jugar acelerado, con demasiada rabia. ¿Eso le perjudica?

—Tengo eso en la sangre, la rabia de querer ganar y se ve en cómo celebro las cosas. Sé que tengo que controlarme más, pero es mi forma de ser.

—No se olvida la celebración del penalti que le hicieron contra el Valladolid el año pasado, la rabia en su mirada…

—Sí, me sale innato. Voy a todas las disputas con todo, al máximo, no escatimo nada. Soy un tipo de carácter, que sigo ahí, metiendo la cara, pase lo que pase, y que nadie me puede reprochar nada porque lo doy todo. Lo único es que si me equivoco tengo que intentar mejorar. Yo todo esto lo veo positivo siempre que lo controle y ahora en ese aspecto he mejorado mucho.

—Acaba contrato en el 2020. ¿Le ha dicho algo el club para ampliar el contrato?

—A mí no me han comentado nada de renovar. Tengo contrato y mi idea pasa por seguir aquí, pero en el verano todo puede pasar, nunca se sabe, es lo que tiene la carrera del futbolista.

—Sin embargo, parece que ya le tenían que haber dicho algo acabando contrato en poco más de un año...

—Eso es ya cosa del club, que sabe cómo gestiona sus asuntos, aunque yo estoy tranquilo. Ojalá pueda estar muchos años en el Zaragoza, porque jugar en Primera con este club es uno de mis objetivos. Es que con todo lo que vivimos el año pasado y no subimos imaginarse lo que sería la fiesta de subir es más que un deseo. Además este equipo solo merece estar en Primera.

—Manteniéndose una parte importante del bloque, ¿por qué hay tanta diferencia entre esta temporada y la pasada?

—Nos están penalizando las lesiones, mucho más que hace un año. No sé por qué, ya que no puedes decidir cuándo te llegan, pero nos están afectando mucho. Hemos tenido tres entrenadores y el año pasado solo estuvo Natxo y todo eso supone cambios, porque cada uno quiere una cosa y hay una adaptación.

—¿Qué diferencia ha traído Víctor en el vestuario?

—Es muy parecido a Idiakez, porque intenta jugar y el sistema es casi lo mismo. Al míster actual se nota que le gusta tener el balón y creo que estamos haciendo un buen fútbol en muchos partidos. El mensaje de Víctor en la convicción ha sido muy importante, cuando llegó era como el ídolo para el zaragocismo y eso te da una motivación extra. Que él sea esa referencia te motiva, sabes que es una figura que te va a ayudar, que transmite el alma zaragocista y eso es muy importante.

—¿Qué sabía usted de Víctor?

—Conocía mucho el nombre, porque había entrenado en el Oporto, pero yo ni siquiera estaba aún en el club. Sí sabía que había ganado la Intercontinental.

—¿Hay miedo al descenso?

—No, no lo hay. Estoy segurísimo de que este equipo no va a bajar. Vivimos una mala racha ante equipos de arriba, como Albacete, Granada, Osasuna... No ha habido un bajón de juego tan claro. Ahora tenemos la mentalidad de ganar los tres partidos que nos quedan para alejarnos ya definitivamente de cualquier peligro. Lo primero es buscar la salvación y luego ya se verá. En todo caso, la mentalidad es la de ganar siempre, esta camiseta así lo marca.

—Y esta afición también…

—El zaragocismo es la hostia. Tienes un club que está en Segunda y que lleva a 20.000 personas todos los partidos. Eso es muy raro. En Primera no hay tantos clubs que puedan decir eso y en Portugal solo los cuatro o cinco grandes, los demás no llegan. Todo eso quiere decir mucho.

—Uno de los grandes de Portugal es el Oporto, usted llegó en el 2006 con nueve años a ese club y se marchó en el 2017.

—El Oporto es todo para mí, me ha enseñado mucho. El jugador que soy, el espíritu que tengo de ganar, de creer… Todo eso se lo debo a ese club.

—Donde no llegó a debutar con el primer equipo...

—Fui convocado en tres partidos, uno de Europa League y dos de Liga, y entrenaba todos los días. No tengo esa espina clavada, porque en el fútbol todo puede cambiar y suceder. Me gustaría lograrlo, estoy con la ilusión y la confianza de que un día llegará. Lo voy a pelear hasta el final.

—¿Cuáles fueron sus referencias en el Oporto?

--Como entrenador, Nuno Espíritu Santo, un buen técnico que me ayudó mucho. Como jugadores los que estaban en mi época, Marcano, Rubén Neves, el capitán, Héctor Herrera, con el que sigo hablando...

—En las categorías inferiores de Portugal alcanzó hasta 30 partidos. ¿Piensa en la absoluta?

—Otro sueño. Me gustaría debutar con Portugal. José Fonte lo hizo con 33 años y fue campeón de la Eurocopa. Siempre queda tiempo, puedo llegar ahí con 23 o con 32, pero ese sueño está ahí.

—A un jugador portugués es obligado preguntarle por Cristiano.

—Es un orgullo para nosotros. Lo que hace cada año es increíble, ese espíritu es una motivación para mí. Es que ese es su factor diferencial. Si un partido marca tres al siguiente quiere hacer cuatro. Y si gana una Champions, quiere la segunda.

—¿Messi o Cristiano?

—Ronaldo es mejor. Lo primero porque es portugués y después porque, siendo los dos muy buenos y llegando a cosas que nadie más llega ni va a llegar, es más decisivo. Para mí no hay duda.

—¿Dónde están las metas de Verdasca como jugador?

--En jugar con mi selección y en hacerlo al máximo nivel en un club, en la Champions. Aspiro a lo máximo, siempre quiero más, como Ronaldo (sonríe).