A Asunción Gil el fútbol le viene de familia. Su padre Rafael fue entrenador muchos años en los campos aragoneses y ella, sin la posibilidad entonces de jugar, fue incubando una pasión que explotó en Andorra, donde se sacó el título de entrenadora y comenzó a ejercer en el balompié femenino. De regreso a Zaragoza, esta profesora, que es jefa de estudios en el CEPIP Sainz de Varanda, comenzó desde el CD Cuarte a mover una iniciativa culminada esta temporada en las Ligas de Fútbol Base Femenino. «El único objetivo es que las niñas jueguen al fútbol con iguales, con niñas, que ellas se sientan lo mejor posible y cumplan sus ilusiones en un campo de fútbol», explica.

Teruel CF Atlético, CD Cuarte, Fraga Fútbol Base, Prados del Rey Barragán CD, Alambique Peña Cultural de Garrapinillos, Zaragoza CFF, SD Huesca, El Olivar, Peñas Oscenses y Peñas Agrupación Sariñena son los diez equipos que participan en esta competición de fútbol-8, donde hay dos categorías por rango de edad, benjamín-alevín e infantil-cadete, con nueve conjuntos en el torneo de las más pequeñas y siete en la de las mayores. «Nos ha costado dos años y ha sido una lucha tremenda con el apoyo de la Federación Aragonesa, que ha hecho un gran esfuerzo en los temas de fichas y seguros», recalca Asunción, que entrena a los dos equipos del Cuarte -un club que se ha volcado en la iniciativa- los lunes y los miércoles y que allí tiene la ayuda de Elena Alagón y Rosana Bosetti: «La acogida de la competición ha sido muy buena, aunque el esfuerzo de los clubs y de los padres es enorme, porque el desplazamiento es en la región».

No todo ha sido un camino de rosas en esta competición, porque, por ejemplo, «el Zaragoza Femenino, que tiene unos ocho equipos que podrían entrar en los dos torneos, solo participa con un equipo de iniciación al considerar que la Liga no es competitiva. Creen que las chicas adquieren el nivel jugando en las competiciones con chicos y yo no estoy de acuerdo para nada con eso. El nivel se adquiere con buenos entrenamientos y jugando cada fin de semana desde la igualdad. Las niñas, cuando juegan contra niños, la estabilidad emocional es muy complicada, siempre perdiendo, la dureza que eso implica, no se sienten a gusto...».

Desde el banquillo, Asunción está logrando el sueño que en su tiempo se le negó. «Era la hija mayor y entonces las chicas no podíamos jugar, nosotras no hacíamos fútbol sino gimnasia rítmica y ballet». Los años pasaron, su hijo Sebastián sí hizo una trayectoria en el fútbol y aún juega en Madrid, donde trabaja, y ella en Andorra tras sacarse la titulación comenzó a entrenar: «Se hizo por primera vez una Liga femenina y la gané con uno de los dos equipos de la Escuela Española Sant Juliá de Loria».

Recalca que nunca sintió discriminación por ser mujer, ni antes en Andorra ni ahora en Aragón, e insiste de forma casi machacona en que la clave es el trabajo de equipo y que ella solo representa a muchas personas que han hecho posible esta Liga. «Y es otra clase de fútbol, un deporte limpio, donde se trabajan los valores de compartir, el compañerismo y la convivencia. Hacemos también concentraciones para que otras niñas nos vean y se apunten, que si ven niños no lo hacen. La idea es siempre jugar, la victoria y la derrota son secundarias», sentencia con la pasión de la mujer que ha vivido el fútbol a ras de césped, o de tierra más bien, desde los cuatro años: «El fútbol masculino y el femenino son distintos, solo les unen las reglas. Mi padre me inculcó que se juega con la cabeza y se ejecuta con los pies. Y una mujer piensa diferente, así que es distinto. Lo importante es amar y disfrutar del fútbol femenino por lo que es, jugando entre iguales y compitiendo con la misma fuerza e intensidad». Y ella lo hace.