Entre la evolución del estilo y la revolución de nombres en las convocatorias, Luis Enrique sigue en pleno proceso de construcción de un equipo, un camino que, en la historia en color de la selección, solo ha recorrido un Luis Aragonés para el que no fue un tránsito placentero hacia el éxito, más bien una rambla repleta de socavones en la que el actual seleccionador está dando sus primeros pasos.

La selección española ya prepara el segundo partido de la fase de clasificación para la Eurocopa 2020, mañana en La Valetta ante Malta, todavía a rastras con la resaca agridulce del debut ante Noruega, con victoria 2-1, con un poso de satisfacción muy contenida, con las críticas a punto para despegar.

Los problemas para hacer gol, las dudas de De Gea, la fragilidad defensiva o la variabilidad en los centrocampistas son los debates superficiales. Detrás de ellos subyace la inevitable comparación con la selección campeona de tres grandes torneos consecutivos. «Me encantaría tener ya una alineación y 23 jugadores fijos, pero este proceso va a ser largo y la evolución no se hace en una semana. Se necesita tiempo», dijo Luis Enrique.

Con el célebre «nos han metido hostias de todos los colores…» de Luis Aragonés, en la charla previa al debut en la Eurocopa de 2008, dio comienzo una etapa de éxitos sin precedente para la selección española. Pero el camino había arrancado cuatro años antes y, desde el inicio, estuvo repleto de críticas feroces, intensificadas tras la eliminación en el Mundial de 2006 en octavos ante Francia y centradas en un seleccionador al que, convencido de su idea, no le quedó otra que liarse la manta a la cabeza y remar para exprimir como nunca antes a una generación española.

A Luis Aragonés le costó más de tres años de trabajo y una obstinación inquebrantable desembarcar en el recordado 1-3 en Aarhus ante Dinamarca, en la fase de clasificación para la Eurocopa 2008, que desencadenó en la España del toque que se coronó en Sudáfrica. Luis Enrique apenas ha dado un par de pasos en su trayecto, pero la exigencia ha crecido, las aspiraciones son mayores y el tiempo tan escaso como el margen de error.