Ayer habló Luis Suárez. Y lo hizo para denunciar la desproporción del castigo que le impuso la FIFA tras morder al italiano Chiellini en el Mundial de Brasil. El delantero del Barça y de la selección de Uruguay se expresó ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) en Lausana (no habla en público desde el 26 de junio), en una vista que se alargó cinco horas y en la que estuvo acompañado por los abogados del Barça (Toni Freixa y Laura Anguera), su propio letrado y secretario general de la Asociación Uruguaya de Fútbol, Alejandro Balbi, y su representante, Pere Guardiola.

Suárez, que llegó a la ciudad suiza la noche del jueves debido a que a las 8.30 de la mañana de ayer tenía que empezar a declarar, reiteró en su turno los argumentos que también expusieron los abogados para solicitar que el tribunal le reduzca considerablemente el castigo: 9 partidos oficiales sin poder jugar con su selección (ahora 8, ya que se perdió los octavos de final del Mundial), cuatro meses alejado de toda actividad futbolística, lo que incluye la imposibilidad de entrenarse siquiera con sus compañeros o entrar en un estadio (no ha podido ser presentado por el Barça), además de una multa de 82.300 euros. El TAS anunció que "antes del final de la próxima semana" hará pública la sentencia.

Mientras, el Barcelona sigue fichando. Ayer alcanzó con un acuerdo con el Arsenal por 19 millones de euros para el traspaso de Thomas Vermaelen, que aterrizará en Barcelona en las próximas horas. Vermaelen, de 28 años (nació el 14 de noviembre de 1985 en Kapellen, provincia de Amberes, Bélgica), firmará por el Barça por cinco temporadas en cuanto supere la revisión médica. Algo más que un trámite por las numerosas lesiones sufridas por el jugador en los últimos cuatro años. Su desplazamiento a Barcelona es inminente, así como su incorporación a los entrenamientos.