Tras la 2006-07, Luso Delgado (1984, Zaragoza) tuvo que dejar el filial del Zaragoza para buscarse la vida en Segunda B. Lateral entonces, mediocentro hoy, se instaló en Segunda con el Girona y el domingo logró con el Córdoba el ascenso a Primera en el polémico partido de Las Palmas.

--¡Vaya forma de conseguir el ascenso! En el último minuto...

--Es una forma bonita, aunque yo hubiera deseado que hubiéramos marcado un poquito antes (ríe), porque lo pasé bastante mal. Si en 180 minutos no habíamos marcado, parecía ya muy difícil que lo hiciéramos, pero son los caprichos del fútbol; creo que estaba escrito.

--También lo estaría entonces su ausencia en el último duelo...

--Tuve la mala suerte de lesionarme en el minuto 37 del partido de ida por una rotura fibrilar. Soy un claro ejemplo de que este tipo de partidos son durísimos, los equipos llegan mermados físicamente.

--Sufriría mucho viendo a sus compañeros desde fuera...

--Estuve un cuarto de hora sin saber si habíamos ascendido o no, porque estaba en la grada y no nos dejaron bajar al vestuario por el peligro que conllevaba cruzar el campo, que estaba invadido de gente. Llevaba el cronómetro puesto con el tiempo del descuento y pensaba que el partido se reanudaría, porque aún quedaba algo de tiempo añadido. Me puse el cachirulo en la celebración, para que se viera que hay un zaragozano que consigue cosas fuera de Zaragoza.

--¿Qué pensó al ver que comenzaba a bajar gente al campo?

--Yo he estado en muchos playoffs y es normal que haya invasiones de campo. Sí es verdad que había un déficit de seguridad, pero es difícil de controlar. Entiendo que a Las Palmas le pudiera influir un poco y que se fuera algo del partido, pero no tanto para que llegara el gol. Me parece excesiva la culpa que le echan al tema.

--A principio de temporada, ¿creían en esto?

--Cuando llegué, venía de no haber ascendido con el Girona, y el objetivo era este, pero, con lo que me había costado con el Girona, pensaba que era muy difícil incluso llegar al playoff. A mitad de año tocamos fondo, pero este equipo ha hecho un acto de fe espectacular. Es curioso: contra el Zaragoza perdimos los dos partidos en el descuento y un montón de puntos más, pero el primer gol de la Liga lo marcamos en el 93 y el último también. Caprichos del destino.

--¿Acertó no viniendo al Zaragoza el año pasado?

--Nunca voy a decir que he acertado no yendo a jugar al Zaragoza, porque le debo muchísimo, es mi casa y le tengo mucho cariño al equipo y a la ciudad. Hubo contactos entre el Zaragoza y el Córdoba. Yo ya había firmado por el Córdoba cuando me entero del interés del Zaragoza y luego el Córdoba se negó en rotundo. Yo tampoco me lo planteé tras haber sido ya fichado.

--Pero, ¿le gustaría volver a jugar aquí algún día?

--Sí, mis puertas para el Zaragoza siempre quedarán abiertas, aunque en la carrera de un futbolista nunca se sabe lo que le va a deparar el futuro.

--El año del Zaragoza ha sido muy malo. ¿Cómo lo ha visto?

--Ha sido una temporada difícil para todos. Nosotros hemos ascendido, pero hemos estado mucho tiempo navegando en mitad de la tabla. Me fijaba en el Zaragoza y hemos estado siempre un punto por encima, un punto por debajo... Yo he visto un Zaragoza que por jugadores podía dar un poco de miedo, pero que tenía carencias. Esperaba quizá un juego más fluido. Entiendo que, por parte de los jugadores, era muy difícil competir en esas circunstancias. Cada partido en La Romareda ha sido difícil para ellos. Jugadores de un nivel top en Segunda, este año no han rendido como tal.

--Es que la afición no está contenta con cómo van las cosas.

--Sí, lo que le está faltando al Zaragoza es que la gente se sienta identificada con el equipo para pelear por un ascenso que en este segundo año deberían conseguir, porque ya sabemos cuál es el sitio del Zaragoza.

--Y, además, el club está en riesgo de desaparición y en medio de una venta interminable.

--El Zaragoza es un histórico y no se le puede dejar caer, tiene a mucha gente detrás: sería dramático que desapareciera. El proceso de venta lo intento seguir, pero es complicado para los que estamos fuera. Ves que de repente pertenece a uno, luego a otro,... Parece un poquito de película.

--Ahora ha llegado a la cima, pero pasó malos momentos.

--Hace nueve años, cuando estaba en el Zaragoza B, tenía un futuro prometedor, pero por cosas de la vida todo se truncó un poco. No consiguí dar el paso de Segunda B a Primera y tuve que partir de cero, tuve que reinventarme. Si de algo estoy orgulloso es de esa fe que siempre he tenido y de cómo me reinventé en quizá el peor momento de mi vida, cuando tuve que marcharme de mi casa y dejar a mis padres en un momento complicado.

--¿Preparado para Primera?

--Sí. Estoy en un buen momento, llevo cuatro temporadas en Segunda, donde he cogido madurez. Me he hecho mejor jugador y he jugado dos playoffs. Está claro que el nivel es mucho más alto, pero más ilusión que yo no tiene nadie.

--En Zaragoza era lateral y ahora es mediocentro. ¿Cómo se produjo el cambio?

--Hace dos años, con Rubí, en el Girona, empecé a entrenar ahí por las bajas. El míster me vio condiciones, fuimos ganando partidos y me dijo: 'tu rendimiento es mucho más alto en esa posición y vamos a hacer que continues ahí'. En mi fuero interno disfruto mucho más y creo que siempre lo he tenido ahí dentro.