No es que fuese un canto a la originalidad, porque cualquier entrenador en su situación hubiera dicho algo similar, pero la frase tiene su valor por la contundencia con la que fue pronunciada tras el preocupante empate con el Córdoba. «No tengo ni la más mínima duda de que esto lo vamos a sacar adelante». Así fue como Alcaraz verbalizó la seguridad en sí mismo.

Las dudas que el técnico no tiene sobre su capacidad son antagónicas a la nula fe que existe en que pueda guiar al equipo a buen puerto en todas las esferas, también en los distintos niveles del Real Zaragoza. De momento, Lucas sigue en su puesto, pero es muy difícil que un entrenador escape de una así cuando la desconfianza y la madre de todas las dudas se han instalado ya sobre su figura.