Celta de Vigo y Real Madrid firmaron ayer las tablas (2-2) en un partido trepidante, con numerosas ocasiones para ambos equipos y que pudo desnivelar en el último minuto Lucas Vázquez. Al conjunto blanco se le complica la lucha por el título de Liga, al quedarse a 16 puntos del Barcelona y pese a tener un partido menos.

El Real Madrid tuvo un inicio esperanzador. El técnico madridista, Zinedine Zidane vio como su equipo, en menos de cinco minutos, asomó por el área celeste con un centro envenenado de Isco y un tiro lejano de Cristiano.

El primer aviso llegó desde el costado derecho, con un centro de Hugo Mallo que remató, entre Varane y Nacho, Aspas al poste; el segundo, fue un rápido contragolpe con Aspas-Maxi-Wass, finalizado con un lanzamiento desviado del jugador danés.

Se armó bien el Celta en la zona central. Esperó. Y cuando recuperó la pelota salió veloz: Aspas, epicentro del juego celeste, inició un contraataque letal que concluyó con una hermosa vaselina de Wass.

Poco le duró el entusiasmo del gol al Celta de Vigo. Lo exterminó el Real Madrid con su pegada: marcó dos goles en tres minutos. Su eficacia fue asombrosa. De un ataque del Celta que no supo resolver Maxi, lento para concluir la jugada, sacó el Real Madrid un gol tras cruzar todo el campo. Kroos vio el desmarque de Bale y el jugador galés, que le ganó la espalda a Cabral, marcó el gol del empate.

Dos minutos después el Real Madrid calcó esa secuencia final: esta vez asistió Isco, y Bale, en el límite del fuera de juego, definió ante Rubén.

Unzué refrescó el ataque con Lobotka y Emre Mor. El empate enloqueció el ritmo de los últimos diez minutos, hacia un partido de ida y vuelta. No decayó la intensidad, de área a área, hasta que en el último el Real Madrid rozó la victoria con una clarísima ocasión de Lucas Vázquez que estrelló su lanzamiento contra el portero Rubén Blanco.