Nada más llegar a Madrid, la expedición del Real Zaragoza se encontró con la noticia del fallecimiento de Jesús Gil y la lógica sospecha, confirmada de inmediato, de que el partido contra el Atlético de Madrid no se disputará hoy a las 22.00 horas, como estaba previsto, sino mañana a las 18.00 horas. La entidad rojiblanca dedicará la jornada de hoy al funeral del expresidente y máximo accionista del club y a su posterior entierro en el cementerio de La Almudena, adonde tiene previsto acudir una delegación del conjunto aragonés con su presidente, Alfonso Soláns, a la cabeza.

Nada más conocerse la muerte de Gil, Alfonso Soláns, Jerónimo Suárez, director gerente, y Miguel Pardeza, director deportivo, se personaron en la clínica Cemtro de Madrid donde fue asistido el directivo hasta su óbito, para estar con la familia de Jesús Gil y hacerle llegar el pésame personal y el del club aragonés en particular. También estuvo presente Movilla, jugador del Zaragoza cedido por el Atlético. Suárez hizo extensivo el dolor de la familia zaragocista a los seguidores del Atlético de Madrid e indicó que ante la petición del club madrileño de aplazar a mañana el partido, el Real Zaragoza había aceptado por la especiales circunstancias que concurrían y por respeto hacia el Atlético. Asimismo explicó que era un momento ""triste" para el fútbol, ya que había fallecido un personaje "legendario" que había marcado "la última época del fútbol español". Obviamente, la habitual comida de directivas no se llevará a cabo.

CAMBIO DE PLANES La especial situación no afectará demasiado a los planes de Víctor Muñoz para esta trascendental, con matices, cita en el Vicente Calderón. En un principio estaba previsto que los 20 jugadores que componen la convocatoria, de la que se cayó a primera hora de la tarde Láinez al no superar las molestias musculares que arrastraba desde el miércoles, se entrenaran esta mañana en las instalaciones que tiene el Atlético en la localidad de Majadahonda. El técnico optó por lo más coherente y el ensayo se realizará en el mismo escenario, pero a las 18.00 horas.

El entrenador aragonés, como insinuó ayer en la rueda de prensa, tiene previsto alinear el mismo once que venció de forma agónica a Osasuna, con la salvedad de Valbuena por Láinez en la portería. El resto de la alineación estará formada por Cuartero, Alvaro, Milito, Toledo, Movilla, Soriano, Galletti, Savio, Dani y Villa. El banquillo no se conocerá hasta mañana, una reserva en la entrará seguro Zaparaín como segundo portero y en la que habrá seis plazas más que se repartirán Rebosio, Pirri, Ponzio, Generelo, Yordi, Cani, Juanele y Drulic.

MENOS VENTAJAS El hecho de que el encuentro frente a los colchoneros se haya trasladado a mañana no varía en nada lo que hay en juego para el Real Zaragoza. En cualquier caso tendrá la ventaja de que equipos implicados en la lucha por el descenso y que juegan en la jornada dominical, como es el caso de Albacete, Real Sociedad, Racing y Espanyol, no conocerán el resultado de los aragoneses porque se encontrarán disputando en esos momentos sus respectivos compromisos.

La posibilidad de que el Real Zaragoza se acueste hoy como conjunto de Primera antes de jugar ante el Atlético se mantiene en pie, ya que hoy sábado el Valladolid, con 38 puntos, se mide al Betis en el Ruiz de Lopera, y el Celta, con 39, visita al Deportivo en Riazor. Si los pucelanos no ganan y los celestes pierden en el derbi gallego, nunca podrían alcanzar los 42 puntos de los aragoneses a falta de una jornada para el ocaso del campeonato (el coeficiente particular con el Celta beneficiaría al Real Zaragoza en caso de igualdad en cualquier combinación particular o múltiple).

Víctor Muñoz dijo ayer que su equipo está mentalizado para lo peor, y, por lo tanto, el trabajo realizado durante la semana se ha enfocado para afrontar el choque con la presión de que nadie eche una mano hoy y con la necesidad de ganar en el Vicente Calderón, donde el Atlético necesita también los tres puntos para acercarse aún más a la Copa de la UEFA. Lo que sí sufrirá un giro brusco es la actitud de la hinchada atlética, que llenará el estadio hasta la bandera para homenajear a Jesús Gil con un triunfo.