Aún con las buenas sensaciones bajo mínimos, un resultado positivo (0-1) en la visita al Red Bull Salzburgo es suficiente para que el Madrid cierto nivel confianza bajo el liderazgo de su gran fichaje, Hazard, que anotó el único gol del partido. Zidane mantuvo todo el partido una defensa con tres centrales con la que ganó solidez defensiva, pero que le dejó con pocas opciones en ataque más allá de unos pocos contragolpes en los que el único que brilló fue el atacante belga.

Parecía una declaración de necesidades del técnico francés a Florentino Pérez, con un planteamiento propicio para fantasear con las prestaciones que daría Pogba. El debut de Militao, y los primeros minutos de Casemiro en la temporada, propiciaron un cambio de sistema casi inédito en el Madrid de Zidane.

El rival no cumplía el perfil de rival muy inferior, Red Bull cultiva en Salzburgo el gran semillero de su emporio futbolístico. Al Madrid le costó salir de la presión asfixiante del rival, hasta que Courtois lanzó un contragolpe que terminó con Hazard, con ventaja desde la izquierda, ejecutando su clásico recorte y disparo al palo largo para hacer el primer gol del partido. Pese a ir por delante en el marcador, cada ataque en estático era un problema para el Madrid, pese a que Minamino tuvo el empate antes de la media hora.

El único modo de crear peligro del Madrid fue el contragolpe, donde salió a relucir la mejor versión de un Hazard que protagonizó las mejores ocasiones blancas para hacer el segundo gol. Tras el descanso, el Madrid desapareció, encerrado en su área y sin la frescura para encontrar la portería rival, pero gracias a Hazard.