El Real Madrid dejó al campeón contra las cuerdas, se impuso (3-0) al Atlético de Madrid y dio un paso al frente hacia la final de la Copa del Rey, a expensas aún de un giro al duelo en el partido de la próxima semana en el Vicente Calderón. El conjunto blanco, más ambicioso que un rival que pretendió no salir del guión que acostumbra, acabó con la impecable racha del líder de Primera, que acumulaba hasta la fecha 23 partidos seguidos sin perder. Desde el 19 de octubre del pasado año, contra el Espanyol. Más memoria hay que hacer para contemplar cuando encajó tres goles con Simeone en el banco. En enero del 2013. Hace un año, en San Mamés contra el Athletic.

De paso, el conjunto madridista se quitó un peso de encima. El psicológico. Ante un rival con el que había caído en los dos partidos recientes en los que se había enfrentado. En la final de Copa y el de Liga del presente curso. El Real Madrid volvió a prescindir de Gareth Bale, que se quedó al margen de la convocatoria. Fue una acción sin aparente peligro, una subida sin excesiva convicción de Pepe el que resultó una solución para los locales. Di María desahogó hacia el defensa, que lanzó un zapatazo desde fuera del área. El balón tenía pinta de ir fuera pero en su camino se topó con el Insúa, que lo cambió de dirección, fuera del alcance del belga Courtois.

Acto seguido Iker desbarató una ocasión de Miranda. Salió atento para interponerse a un centro que recibió en el área el brasileño y evitó el empate. El partido se situó a gusto del Madrid. El peligro blanco llegó de Jesé. El canterano se siente importante. Despojado del impacto que genera su titularidad, dejó en evidencia a los zagueros atléticos. El 2-0 fue obra suya tras el descanso. El Atlético estaba desbordado y pronto encajó el tercero, obra de Di María en colaboración con Miranda. Y Casillas aumentó su récord de imbatibilidad a 772 minutos.