Un cabezazo de Benzema y un disparo lejano final de Cristiano Ronaldo rescataron a un Real Madrid apático, faltó de intensidad, que fue silbado por la afición del Santiago Bernabéu, para vencer con sufrimiento a un recién ascendido como el Córdoba (2-0), que buscó el empate con descaro. El equipo de Carlo Ancelotti anda extraño, alejado de la imagen imponente que dejó en gran parte de sus partidos en el Santiago Bernabéu la pasada campaña. Recibió al Córdoba tras un solo triunfo de siete partidos de pretemporada. Jugando a un ritmo bajo, sin desequilibrio, añorando la figura de su agitador, Ángel Di María, traspasado en una buena operación económica pero sin argumentos a su favor en lo deportivo.

Poca movilidad, pases al pie, sin desmarques de ruptura y sin nadie que rompa líneas del rival con pases precisos al espacio. Así comienza un Real Madrid desconocido.Ancelotti se dio cuenta de que Toni Kroos brilla como capitán al mando del barco. Le quitó de su lado a Xabi Alonso, que juega a otro ritmo. Pero incidió con el colombiano James Rodríguez fuera de sitio, en una demarcación incrustado en el centro del campo donde le cuesta más. A muchos metros de la zona donde genera desequilibrio. Lo que consiguió de trabajo hacia atrás con Di María es difícil que lo repita el colombiano. Tienen cualidades diferentes.

El Córdoba encajó de la única forma de la que no debía, un error a balón parado. Benzema por fin se resarció y marcó. Tras el descanso reaccionó Ancelotti metiendo a Isco, señalando a Arbeloa, que se marchó con una tremenda pitada, para ganar profundidad con Carvajal por la derecha y buscando recuperar el equilibrio en la medular quitando a Benzema por Khedira. Le dieron resultado los cambios. Cristiano Ronaldo en el último suspiro hizo el 2-0.