Las pésimas condiciones del terreno de juego del estadio Príncipe Moulay Abdellah de Rabat han obligado a la FIFA y al comité organizador del Mundial de Clubs de Marruecos a trasladar a la sede de Marraquech el partido de semifinales entre el Madrid y el Cruz Azul de México que se disputará martes.

Desde hace semanas, diversos medios venían denunciando que el césped del estadio de Rabat no presentaba las condiciones necesarias para albergar un partido de esta categoría. Las intensas lluvias que se han registrado en el país los últimos días y la celebración de dos partidos del Mundial (Setif-Auckland City y Sydney Wanderers-Cruz Azul) sobre ese mismo terreno de juego han sido el detonante definitivo para tomar la decisión. La escasez de hierba y el mal sistema de drenaje han hecho imposible que se pueda jugar el partido en Rabat.

Ramon Tribulietx, el técnico catalán del Auckland, ya advirtió tras su partido frente al Setif de que el césped estaba mucho peor de lo previsto: "Si desde lejos parece que está mal, desde cerca es todavía peor. Hay mucha arena y ha caído muchísima agua".

Esta maniobra de última hora, improvisada y sin casi tiempo para reorganizar con garantías todo el dispositivo, deja en evidencia una vez más a una FIFA siempre más pendiente de los contratos de patrocinio que del bienestar y la comodidad de aficionados y futbolistas. Este imprevisto cambio de planes afecta no solo a los equipos, sino también a los hinchas y a los medios de comunicación trasladados hasta la capital marroquí.