Hay vida sin Ronaldo, aunque durante muchos minutos pareció que no, porque al Real Madrid le costó casi una hora sobreponerse a la ausencia del delantero brasileño, que se cayó de la alineación a última hora por un proceso febril. Solari y Raúl ejercieron de apagafuegos ante el Sevilla en un momento delicado y el Madrid compró medio billete para estar presente en la final de la Copa del Rey (2-0).

El gran examen para el equipo de Queiroz era no tener a Ronaldo como último punto de referencia. Sin el brasileño, el ataque blanco quedaba prácticamente huérfano hasta el punto de llegar a asemejarse al de un equipo terrenal. El resto de los galácticos parecían perdidos sin la presencia del futbolista brasileño. Apenas había soluciones ante un rival disciplinado, dispuesto a sacar partido de la ausencia más notable en el lado madridista.

LESION DE FIGO Ante esa situación, el Madrid tiró de paciencia e intentó elaborar más sus jugadas y buscar las bandas. Tampoco por ahí llegó la solución. Luis Figo se retiró muy pronto lesionado y dejó su puesto a Portillo. Poco a poco, el encuentro se puso a la medida del Sevilla. Tapó la salida del balón de los blancos y buscó la portería defendida por César. Baptista fue un constante dolor de cabeza para Raúl Bravo. El central madridista le derribó dentro del área (m. 21) en una acción que el Sevilla reclamó penalti.

El equipo andaluz vio más grande el resquicio para hacerse con el encuentro. César salvó a su equipo en un disparo de Alves nada más comenzar la segunda mitad. Esa acción hizo que el Real Madrid llevara el choque a la heroica y tirara con todo. En plena sequía ofensiva, Solari rescató a su equipo. El centrocampista argentino se inventó el gol de la noche. Recortó a Javi Navarro y largó un zapatazo que se coló por la escuadra sorprendiendo a un descolocado Esteban (m. 55).

BUEN FINAL El gol terminó por liberar al Madrid, que se desmelenó y jugó sus mejores minutos, sin echar de menos a su gran estrella. Raúl aumentó la cuenta al aprovechar un perfecto servicio de Guti (m. 75). Era el gol de la tranquilidad y la demostración de haber aprobado el examen de jugar sin el gordito , que sí estará en Sevilla.