Una montaña de oro para Patrick Mahomes. A sus 24 años, el MVP de la temporada en el 2018 y de la última Super Bowl ha firmado el mayor contrato de la historia del deporte. El 'quarterback' de los Kansas City Chiefs se embolsará 503 millones de dólares en 10 años. La cifra supera holgadamente el anterior récord, los 426 millones en 12 años que Mike Trout firmó el año pasado con Los Angeles Angels de la Major League de béisbol. Quién sabe cuánto estaría cobrando hoy Mohames si no hubiera decidido cambiado el balón ovalado por el bate.

Y es que este portento físico iba compaginaba en el instituto ambos deportes. Tan bien se le daba que le llegaron a tentar para dar el salto directo a la MLB, al ser elegido en el número 37 del 'draft' del 2014 por los Detroit Tigers. Parecía que podría seguir los pases de su padre, que había sido 'pitcher' en la MLB, pero prefirió rechazar la oferta para irse a la universidad de Texas Tech. Allí siguió compaginando ambos deportes hasta que en el 2016 anunció que colgaba el bate para centrarse en el fútbol. Se frustraba así el sueño de que pudiera emular algún día al mítico Bo Jackson, el único que ha sido elegido en el 'all star' de la MLB y la NFL, pero parece que el tiempo le ha dado la razón.

Después de un año de adaptación a la NFL en el 2017, el técnico Andy Reid apostó por este quarterback diferente, y uno de los practicantes del 'Air Raid', una táctica ofensiva que durante tiempo la mayoría de entrenadores en la NFL descartaron. Mahomes es el máximo exponente, pero cada vez menos único, del salto del Air Raid de los campus a la gran liga. A la que le dieron los galones de 'quarteback' titular se salió hasta tal punto que fue elegido MVP de la temporada. Y en febrero condujo a su equipo a la conquista de la Super Bowl, poniendo así fin a 50 años de espera, siendo elegido mejor jugador de la final tras completar 26 de 41 pases para sumar 286 yardas y ha anotado dos 'touchdowns'. Los Chiefs, que en el 2017 le firmaron un contrato de 16,4 millones por cuatro años, no han dudado en cubrir de oro a su particular Lancelot. Y, pese a que no se estilan contratos de tan larga duración en un deporte tan de riesgo como el fútbol americano, han decidido tirar la casa por la ventana.