Más allá de la realidad que ofrece la clasificación, hay dos datos que resumen el presente numérico del equipo de Natxo González: es el Zaragoza que peor puntuación tiene a estas alturas de la Liga en el último lustro; y lleva una proyección de puntos que lo situarían con 52 a final de temporada, lo que viene a suponer la permanencia por los pelos. Son dos realidades preocupantes, sobre todo una vez terminada la Liga de las sensaciones. Se sabe que el equipo ha ido dejando buena impresión a ratos en esta primera parte de la competición. Gustó más que sumó casi desde el principio, lo que invitó a pensar que esa brillantez súbita, casi informal, le permitiría crecer mucho más deprisa. No ha sido.

Hasta hace un par de jornadas, el proceso de desarrollo parecía el adecuado. Iba dejando atrás las derrotas, al tiempo que encadenaba buenos resultados. El momento ha cambiado, no solo porque los dos últimos marcadores se pueden entender como malos, sino porque el equipo ha estropeado su imagen. Ha transformado su notoriedad futbolística en mediocridad. Así fue en el empate (2-2) ante el colista en Sevilla, donde patinó en defensa con un repertorio de errores que no supo compensar con el acierto necesario en ataque. Casi peor fue lo del pasado viernes frente a la Cultural, cuando no solo se vio amordazado a largos ratos, sino que no fue capaz de crear una ocasión computable de gol hasta el tiempo de descuento (0-0).

La síntesis última deja un Zaragoza que no solo ha deteriorado su imagen, sino que no logra levantar sus necesidades. Las sensaciones mantuvieron su convicción durante muchas jornadas. Una vez que empiezan a marcharse, falta por saber si cumple con su obligación, que es sumar más rápido y mejor. Se lo recomienda su historia en comparación. En el repaso de este quinquenio en Segunda, incluida esta campaña, el equipo de Natxo González es el que menor puntuación lleva en doce jornadas, con 15 puntos y solo tres victorias. Es incluso peor que el de la pasada temporada, que sumaba un punto más pese a que ya había caído su primer técnico, Luis Milla. Después lo haría Agné antes de que llegase Láinez para evitar el desastre. Acabó decimosexto con 50 puntos.

Algo parecido ocurría a estas alturas del 2013, el primer año de esta frustrante serie en Segunda. El equipo de Paco Herrera también sumaba un punto más que el actual gracias a cuatro triunfos y cuatro empates. Tampoco acabaría bien aquel curso en el que otro aragonés, Víctor Muñoz, tuvo que llegar al rescate. Al final, decimocuarto con 53 puntos.

En la equiparación con las otras dos temporadas sale peor parado, claro. En la 2014-15 estaba cerca de cambiar de entrenador, pero ya sumaba cinco victorias y 19 puntos. Un año después llegaba a 20 puntos con los mismos triunfos y solo dos derrotas.