La primera ronda eliminatoria de la Champions ha dejado dos claros ejemplos de las diferencias existentes entre saber ganar y saber perder. Y del mal ganar y del mal perder. El Liverpool, en concreto su entrenador, Jürgen Klopp digirió muy mal la eliminación ante el Atlético (2-3) y el Paris Saint Germain, en concreto sus jugadores, celebraron de forma peyorativa la victoria necesaria sobre el Borussia Dortmund (2-0), en un doble duelo que no tuvo ningún índice de conflictividad excepto el rifirrafe en el último minuto entre Neymar y Emre Can que terminó con la expulsión de éste.

La ofensa no iba dirigida a Can, centrocampista alemán de origen turco y con bastante tiros pegados ya en la élite (26 años). El destinatario era Erling Haaland, neófito delantero noruego de 19 años y la gran sensación de la temporada europea. El segundo mejor goleador de la Liga de Campeones, con 10 tantos, dos de ellos anotado al PSG en la ida.

Los jugadores del PSG, en un balcón del Parque de los Príncipes tras batir al Dortmund. / CHRISTINE POUJOULAT (AFP)

Kurzawa sale a la calle

Los jugadores del campeón francés celebraron profusamente la victoria que echaba al Dortmund. Exageradamente para tratarse de la primera vez que llegaban a los cuartos de final en cuatro años; desaforadamente por la identidad del rival, que no era uno de los grandes favoritos. Tan excesivos fueron los fastos que hasta el defensa Layvin Kurzawa salió del estadio para abrazarse a los cerca de dos mil aficionados que se habían congregado a las puertas del estadio.

Pero lo que llamó más la atención fue que todos los jugadores reprodujeran el gesto característico de Haaland cuando festeja sus goles. El noruego suele sentarse en el suelo y adopta la postura de meditación budista. No solo lo hizo en la ida ni desde que está en el Dortmund.

Neymar, el primero

Primero lo hizo Neymar tras anotar el gol que encaminaba la clasificación. Al terminar el partido, todos los jugadores del PSG quisieron fotografiarse sobre el mismo césped, ridiculizando la pose de Haaland. El club, además, les dio cobertura aprobando el gesto coral al difundirlo esa imagen en sus cuentas oficiales.

No hubo explicaciones a tan insólita representación. Tampoco hubo un motivo que lo justificara más allá. La interpretación solo podía atribuirse al mensaje de Snapchat en el que Haaland, después del primer encuentro, escribió: "París es mi ciudad". Neymar le contestó de vuelta tras el segundo duelo. En Instagram colgó una foto suya, en la posición de loto como Haaland, y el siguiente texto: "París es nuestra ciudad, no la vuestra".

Mal perder

Del no saber ganar al no saber perder. De París a Liverpool, donde el vigente campeón no supo asumir la derrota, cruel a más no poder, después de rematar 35 veces contra la portería del Atlético. Los rojiblancos solo lo hicieron 10 veces, cuatro entre los tres palos, y marcaron tres goles. Klopp, atónito, tuvo una reacción de lo más convencional. La típica de la importencia: criticar el planteamiento defensivo del rival.

"No entiendo que con la calidad que tienen, jueguen el fútbol que juegan. Podrían jugar buen fútbol, pero prefieren quedarse atrás y contraatacar", comentó el entrenador que presumía de gustarle "el rockn roll" y "el heavy metal" para contraponerlo al fútbol más pausado que proponer otros colegas como Pep Guardiola o Arsène Wenger.

Jugar "a ganar"

Klopp censuraba así el planteamiento de Diego Simeone para hacer valer el 1-0 de la ida. Le sirvió hasta el 2-0 que anotó Roberto Firmino recién iniciada la prórroga. Dos goles de Marcos Llorente noquearon al vigente campeón, y luego Álvaro Morata vistió de victoria el milagro sumado del Atlético.

"Lo aceptamos, claro. Me doy cuenta de que soy un mal perdedor, especialmente porque los chicos han hecho un gran esfuerzo contra jugadores de clase mundial, que defienden con dos líneas de cuatro", insistía Klopp en ese mensaje doliente.

Su capitán, Jordan Henderson admitió uno de los defectos del Liverpool. "Sabemos lo importante que es estar concentrado hasta el final y que ese lapso de concentración te puede costar todo", dijo el centrocampista. Simeone explicó a Klopp el plan del Atlético: "Jugamos con nuestras armas y a ganar".