El cambio estacional no le ha sentado nada bien al fútbol aragonés. Las nevadas con las que ha comenzado esta inusual primavera en todo el territorio peninsular también se dejaron notar en la jornada de ayer, donde se volvieron a recordar tardes aciagas de suspensiones. De este modo, el estado en que habían quedado los terrenos de juego, unido a las malas condiciones de las carreteras hicieron que numerosos equipos de la comunidad aragonesa pasaran el día de ayer en blanco. Hubo 114 encuentros suspendidos.

A pesar de que el aplazamiento de los partidos vuelve a poner de relieve la preocupante situación de los terrenos de juego aragoneses, la situación no resultó tan caótica como en otros fines de semana, ya que la nieve hizo su aparición únicamente el domingo, con lo que muchos enfrentamientos que estaban programados para el sábado sí que pudieron disputarse. Así, una gran parte de las categorías inferiores de fútbol base llegaron a solventarse sin dificultad. Otros equipos no tuvieron tanta suerte, y el número total de suspensiones sobrepasa la centena.

La cuestión que ahora se plantea es ubicar dentro del calendario de competición el momento en que se disputarán estos encuentros suspendidos. A falta de confirmación oficial por parte de la Federación Aragonesa de Fútbol, la fecha que se perfila como más probable para que los equipos recuperen sus partidos no jugados es durante la Semana Santa, y más concretamente el 8 de abril, Jueves Santo.

BAJO MINIMOS Sin duda la categoría que quedó más tocada por las nieves fue el Grupo Primero de Regional Preferente, cuya jornada se vio reducida a dos partidos, el Movera-Garrapinillos y el Villanueva-Alfindén. Por su parte, el Grupo Segundo gozó de más fortuna, y llegaron a seis los encuentros que se jugaron.

En el caso de Tercera División, los partidos que llegaron a desarrollarse no llegaron siquiera a la mitad de la jornada programada, ya que hubo seis suspensiones. Uno de los aplazamientos fue el Universidad-Huesca, que el cuadro colegial había trasladado de terreno de juego, y en vez de disputarse en el campo de la Ciudad Universitaria se iba a jugar en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza. Sin embargo, la nieve cubrió el césped de este campo, lo que obligó a la suspensión. En las otras capitales aragonesas, el campo de Pinilla, en Teruel, también recibió la visita de la nieve, mientras que en El Alcoraz oscense únicamente llovió.

Las categorías juveniles, por su parte, también sufrieron los estragos del mal tiempo: en Liga Nacional fueron cuatro los encuentros suspendidos, mientras que en División de Honor Juvenil no llegó a jugarse el Zaragoza-Stadium.