Juanele volvió a ejercitarse ayer sobre el césped de la Ciudad Deportiva después de la lipotimia que sufrió el miércoles pasado. "Fue un buen susto", explicó. Y de los grandes, habría que añadir, porque el jugador estuvo ingresado hasta el viernes en el Hospital Clínico Universitario de Zaragoza. "Me hicieron todas las pruebas y no encontraron nada. Estoy contento de poder volver a entrenarme, ya que eso significa que estoy bien y no tengo ningún problema", añadió.

Los antecedentes contribuyeron a aumentar el susto del futbolista. El recuerdo del húngaro Feher, fallecido en Portugal tras demayarse en un terreno de juego, y lo sucedido con el valencianista Pellegrino, aunque en este caso las noticias posteriores también fueron buenas, estaban demasiado recientes. "El temor lo tienes ahí después de lo que está pasando con algunos futbolistas. Son cosas que asustan, porque no son normales. Llevo haciendo deporte mucho tiempo y nunca me había pasado algo así. Desde luego, no fue nada agradable", aseguró.

Sin recuerdos

"Tuve un mareo y de ese momento no recuerdo nada más", sentenció Juanele, que aseguró que no estaba pasando en los últimos tiempos situaciones de mayor nerviosismo o estrés, lo que en el caso de Pellegrino fue la causa que, según los doctores del Valencia, justificó la lipotimia. "Lo más importante es que todo ya ha pasado y vuelvo a la normalidad", apostilló el mediapunta zaragocista.

Esa normalidad implica el retorno a los entrenamientos, a ese plan especial que se le estableció con la llegada de Víctor Muñoz --con Paco Flores estaba apartado del equipo-- para ver si puede regresar a los terrenos de juego, algo a lo que todavía no se le puede poner fecha: "Tengo mucha ilusión por jugar y ayudar a mis compañeros, pero eso lo tiene que decidir el míster. Estoy bien y es el entrenador el que debe mirar si me ve bien para entrar o no. Yo sé que cuando entre lo voy a hacer bien, porque tengo muchas ganas", concluyó.