Desapareció de las alineaciones de Paco Herrera y, probablemente, muchos aficionados se preguntaban por qué. Por qué aquel jugador incisivo y vigoroso que recorría la banda con acierto en Primera, uno de los pocos que se salvaban a menudo del ojo de la crítica, no participa apenas en Segunda. Por qué un jugador del filial, Diego Rico, cuya vitalista aparición inicial dio paso a actuaciones poco convincentes y errores atrás, le ha mandado al banquillo un día sí y otro también. Pero ya hace un tiempo que esos aficionados habrán encontrado respuesta a la suplencia de Abraham Minero. Aquel jugador no es este.

No es este que ha sido expulsado ya tres veces este año ni este que cada vez que sale, la lía. Ayer saltó al campo en el minuto 89 y, con mala pata, derribó a Joselu y cometió un penalti inocente y propio de un jugador descentrado que evitó que el Zaragoza se llevara tres puntos que no merecía del Nuevo Colombino. Hay jugadas fatídicas que solo les ocurren a aquellos que están a otra cosa o a quienes no tienen confianza en lo que hacen. Y puede que Abraham tenga un poco de unos y algo de los otros. Ayer fue un penalti; hace unas semanas una expulsión. Ante el Mirandés, con el equipo en alza, el lateral saltó al campo en el descanso sustituyendo a Barkero. El Zaragoza ganaba 0-1, Anduva era una guerra y Abraham, quizá sobreexcitado, vio dos amarillas.

Su papel en los últimos tiempos es reforzar la banda izquierda en las segundas partes acompañando a Rico, haya un resultado a favor que guardar o no. Pero, si Víctor es el revulsivo perfecto para Herrera, Abraham no tanto. Igual el próximo día se piensa dos veces si es el hombre indicado para asegurar una victoria que corre peligro. Visto lo visto, como protector de resultados no tiene futuro. Ante el Alavés en Copa hay otro precedente. Entró en el segundo tiempo y recibió una roja directa en el minuto 88. Luego, el conjunto vasco echó de la Copa al Zaragoza tras un remate en un córner en el 94. También ganaba el Zaragoza en Mallorca (0-3), quizá en su mejor partido del año, cuando una acción del lateral complicó el partido. Abraham fue expulsado y el Mallorca creyó a partir de entonces, pero no hubo final triste. No hace tanto, la temporada pasada, el catalán era uno de los puntos fuertes del Zaragoza. Cumplía en defensa y marcaba la diferencia en ataque. Dado su rendimiento en la élite, este verano se le presuponía un papel principal en el equipo y comenzó la temporada siendo indiscutible; pero lejos queda ya aquel tiempo.

El lateral no es titular en su puesto desde hace semanas (sí lo fue ante el Lugo como interior). No ha sido una época fácil para él; algunos problemas personales le han lastrado en los últimos meses y las lesiones le han hecho compañía. El club le renovó el año pasado y esta semana por fin le había llegado una buena noticia, un oasis en su negra campaña: ha sido nombrado segundo capitán. Pero ayer volvió al desierto.