Tuvieron suerte los 1.700 corredores que disputaron la X edición de la Carrera Popular 10K del Roscón. La jornada anterior sopló un cierzo desagradable en Zaragoza. Pero San Valero bendijo la carrera y a las once de la mañana, hora de la salida, no corría un pelo de aire e incluso salió el sol. Tras esta ventana de buen tiempo se volvió a cubrir el cielo y el cierzo volvió a aparecer.

Con esta carrera comenzaba el primer ciclo de pruebas de largo aliento en la capital aragonesa. Después llegarán las multitudinarias citas de la Carrera del Ebro, el Medio Maratón, el Maratón, la Popular Ibercaja, la Sánitas Marca Series y el colofón serán los 10K Caixabank.

Jesús Olmos volvió a ser el gran protagonista de la mañana. Dos días antes se había llevado el prestigioso Campeonato de Aragón en el Memorial Alós de Huesca. Ayer ganó sin rival con un crono de 31.13, siendo el segundo Edwart Ríos y el tercero Toño Muro. El atleta del Añares decidió salir para hacer un entrenamiento. «Iba reventado del domingo pero he podido batir el récord de la prueba. Tenía 31.18 y he terminado en 31.13. Pero no es una cosa que me preocupe», decía Olmos. Confesaba que habló con José Luis Mareca, su entrenador, en hacer «un entrenamiento controlado de diez kilómetros. Es la carrera de mi ciudad y colaboro con ellos puesto que les proporciono la fruta», decía.

Gran parte del éxito de la carrera es la labor del centenar de voluntarios de Os Andarines d’Aragón, el organizador de la carrera, desde Roberto Iglesias, que se encargaba de la megafonía, hasta los que marcaban el circuito, los que entregaban las bolsas de regalo o daban el roscón o el chocolate tras el esfuerzo de los atletas populares.

LOS VOLUNTARIOS

José Luis Pueyo se colocó en un lugar estratégico. Estaba en la pasarela del Voluntariado, en el kilómetro siete, indicando con unos conos y unas cintas por donde tenían que pasar los corredores. «Los primeros voluntarios llegamos a las seis de la mañana. Nos juntamos en la zona de meta preparando todo. Nos dividimos los trabajos en una organización compleja. Preparamos la meta, la salida, los avituallamientos, el marcaje, la llegada, la entrega de obsequios... Pero es una actividad voluntaria y la hacemos con gusto», dice este colaborador de 57 años que lleva las diez ediciones en la prueba.

En la zona de meta colocaron el chiringuito donde ofrecían el chocolate caliente con bizcocho a los corredores. Allí estaba Ángel, que tiene 67 años. «Hacemos el café y los bocadillos para los voluntarios. Y después que no falte cerveza, agua, bizcocho y chocolate para los corredores. Es estar detrás de los que están delante». José María Gallego, el presidente de Os Andarines, es vecino de este veterano. «Somos jubilados y organizamos las salidas y andadas del calendario». Allí se encontraba el más veterano de todos los voluntarios. «Después de la carrera hay bastante faena. Plegaremos a eso de las cinco de la tarde. Llevamos toda la infraestructura a la sede», explicaba Ángel, que tiene 70 años. El veterano cruzó los dedos la víspera. «Con el viento siempre contamos. Pero a las seis de la mañana he visto la luna y he dicho que haría sol», decía el veterano.

En chicas ganó Faiza Bachar a Mereyeme Bousetta y María José Pueyo. Entre el gran número de corredoras estaba María, de 46 años, que llevaba un globo rosa en recuerdo de Laura, asesinada en Huelva. «Queríamos reivindicar que salgan las mujeres a correr solas y puedan volver a casa sin problema». Había varios grupos como Run&Fun, Running o los atletas de la olímpica María José Pueyo. Laura pertenece a este grupo. «De María José destaco su cercanía, su empatía y su apoyo. Estoy lesionada de un pie y he hecho de liebre. He corrido por segunda vez. He ido con Miriam, y hemos disfrutado», indicaba.