Se ha ido Messi tantas veces de este Mundial que hoy vivirá una final. Se fue con el 0-3 de Croacia cuando ya se vio al borde del precipicio. Pero «el destino», como recordó él, le dio otra oportunidad. Lo que no imaginaba es que tendría las maletas en la mano cuando Moses, tras un criticado penalti de Mascherano, enfilaba el camino del adiós para Leo. Esos 40 minutos fueron, quizá, más tristes aún que la goleada croata porque venían de una primera parte realmente messiánica, digna del nombre que lleva el 10 de la albiceleste.

Fue su mejor versión tras rubricar un gol sobrenatural. Quedó liberado Messi. Siente que no solo ha tenido una segunda, y hasta tercera oportunidad, sino que ahora frente al combinado galo podrá redimirse de tanto tormento. Desamparado y húerfano hasta que no apareció Banega a su rescate. Ni así deja de intentarlo. Ha hecho 42 regates, solo superado por Neymar (53), pero su porcentaje de acierto (65%) es mejor que el del brasileño (47%).