La muerte de Diego Armando Maradona ha conmocionado al fútbol mundial. No es evidente que fuera el mejor jugador de la historia, pero seguramente sí el más importante. Fue y es un icono social, un referente pop, una fuente inacabable de libros, relatos y producciones audiovisuales, un personaje controvertido, con sus ascensos y descensos, pero ante todo un futbolista mágico.

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Tiene frases que reforzaban su aura de personaje gigantesco. Solo él pudo convertir un gol tramposo en una frase popular para la eternidad de los tiempos. La mano de Dios. A Inglaterra. Nada menos. Lo que ocurre es que un rato después compensó con la trampa con una genialidad inigualada. El gol de los infinitos regates, al archienemigo británico. "¿De qué planeta viniste, barrillete cósmico?", se preguntó el narrador argentino del evento en cuestión.

En el vídeo de más arriba se recogen los 20 mejores goles de su carrera, los más significativos. Ninguno supera el de los regates a Inglaterra en el Mundial de México. Eso es insuperable. El gol del siglo. Pero hay muchísimos de una factura bellísima en su currículum.

En el mismo Mundial, hay que ver el que metió a Bélgica en semifinales de México 86. El que marcó en Belgrado con el Barça en un 2-4 al Estrella Roja, picando el balón con una habilidad y astucia tremendas. También con el Barça, el regate a pie de poste a Juan José en el Bernabéu ante el Madrid. Su último gol en un Mundial, a Grecia, en EEUU, justo antes de palmar por dopaje.

Pero Maradona tenía una habilidad innata que obligaba a quedarse boquiabierto. Cuántos seguidores del Barça iban al Camp Nou una hora antes de cada partido solo para ver sus mejores trucos con el balón...