Hay ciclistas que nunca tendrán amigos en el pelotón. Ese podía ser el caso de Jesús Manzano. Amigos, pocos. Conocidos, todos. Bueno, en realidad, sí tenía un amigo. Pero falleció. Era José María, Chava, Jiménez. ¡Cuántas noches juntos! ¡Cuántas fiestas! Demasiadas, tantas, que un buen día del invierno del 2002, Vicente Belda, el director del Kelme, cogió a Manzano por la oreja y se lo llevó a su casa, en Concentaina, al lado de Alcoi.

Una buena tarde, en la Vuelta a España del 2003, un ciclista del Kelme alertó a los técnicos de la formación. "Hay ruido en la habitación de Manzano". Se extrañaron un poco. Marina, su novia, se encontraba esperándole en el vestíbulo del hotel Galaico, en Villalba, en la sierra de Madrid. Entraron en la habitación. La puerta del baño estaba cerrada. En la mesita había unas pulseras. Vicente Belda abrió el baño. Allí estaba la chica. "Vete. Contra tí no va esto". Quedaban dos etapas para llegar a Madrid. Era el 26 de septiembre del 2003. El Kelme despedía a Manzano por indisciplina. Con sólo 24 años, el ciclista natural de Zarzalejo, se quedó sin trabajo. Y nadie le ha contratado.

Dinero por hablar

Este sería el porqué, la razón por la que Manzano llevaba semanas buscando un medio informativo que le pagase dinero para poner al descubierto lo que él entiende como una trama de dopaje organizada en el conjunto Kelme, similar a la que un día se destapó en el Festina. Las declaraciones han convulsionado al mundo del ciclismo. Manzano se ofreció al diario As para explicar en varios capítulos cómo se ha ido dopando en los tres años que ha sido profesional.

Con todo detalle, hasta con fotografías, ha explicado dónde y cómo se inyectaba hormona del crecimiento o EPO y hasta ha indicado que, en una ocasión, se hizo una transfusión de sangre en un hotel de Valencia. Tales afirmaciones han originado que el Consejo de Ciclismo Profesional, organismo que agrupa a los organizadores de carreras, equipos, federación y hasta el sindicato de corredores, haya denunciado las confesiones del ciclista a la fiscalía de Madrid para que determine si constituyen un delito. Manzano ofrece precios y el nombre comercial de medicamentos con eritropoyetina (EPO). El Kelme ha negado las acusaciones. El Tour y el Giro se cuestionan ahora la invitación al equipo.