Estaba ya todo decidido. Todo. Así que fijémonos en la foto final, en la última imagen de esta dura temporada, que arrancó en Catar y que ha terminado junto al Mediterráneo, con tiempo nórdico. Ahí, en la foto de los campeones había dos inmensos campeones españoles, Jorge Martín (Honda, Moto3), cuyo bautismo de velocidad ha sido tremendo, y Marc Márquez (Honda, MotoGP), que va camino, a sus 25 años, de ser el más grande de todos los tiempos porque, de momento, ya es el pentacampeón de MotoGP y el heptacampeón del mundo más joven de la historia. Junto a ellos, el italiano Peco Bagnaia, el primer hijo de la VR46 Academia de Valentino Rossi.

Esa foto se viene repitiendo en la última década, sin duda, la década prodigiosa, que, de momento, no parece tener fin por más que los azzurri que prepara El Doctor amenacen con cambiar ese orden. En los últimos diez años, sí, de los 30 títulos, 19 han tenido campeón español. En Moto3, donde se empieza, siete de diez: Julián Simón, Marc Márquez, Nico Terol, Maverick Viñales, Álex Márquez, Joan Mir y, sí, Jorge Martín. En Moto2, cuatro de diez: Toni Elías, Marc Márquez, Pol Espargaró y Tito Rabat. Y, en MotoGP, ocho de diez: Marc Márquez (5) y Jorge Lorrenzo (3).

España, su exquisito y escogido campeonato, internacionalizado por su eficacia y buena organización, ha demostrado que no solo tiene cuatro circuitos, sino que su cantera es de un nivel que ha sido ejemplo a imitar, tanto en Italia, Gran Bretaña como en multitud de países asiáticos, donde viven desesperados por encontrar pilotos jóvenes que puedan codearse con los mejores. Lo ocurrido ayer en Cheste demuestra que el Mundial de motociclismo tiene en los jóvenes pilotos españoles a sus más firmes candidatos a todos los títulos. Cierto que ayer, de repente, ante los ojos del mundo entero, un chavalito de 15 años y 115 días, el turco Can Oncu (KTM), fue capaz de convertirse en el piloto más joven de la historia en ganar un GP ¡en su debut! ¡en su primera oportunidad! Esos campeonatos, de donde también salió, por ejemplo, el velocísimo Jorge Martín, son los que hacen que los chavales, si cumplen las etapas, acaben convirtiéndose en pilotos de MotoGP, protegidos, tal vez, por los grandes campeones, como le ha ocurrido al fino estilista italiano, Francesco Peco Bagnaia, que, desde el inicio del Mundial, se apropió de Moto2 con el mismo libro de estilo de su maestro, el gran Rossi, que ayer por poco gana, de nuevo, en Cheste. Ni qué decir tiene que el espejo de todos es Márquez, que ayer voló por los aires tras equivocarse de neumático trasero.

La carrera de MotoGP era, de nuevo, para Valentino Rossi (Yamaha), que, justo cuando había alcanzado a un espectacular Álex Rins (Suzuki), empezó a diluviar y suspendieron la carrera. En ese momento, Rossi, que lleva 460 días sin ganar, desde Holanda-2017, rodaba un segundo por vuelta más rápido que sus compañero de fuga. Rossi tuvo ayer las de ganar, pero rodó por los suelos, en el mini gran premio a 14 vueltas que se organizó tras el diluvio. Rins siguió brillante, Espargaró se convirtió en el héroe del día y de KTM, pero il proffesor había aprendido la lección, cambió el neumático trasero y los ganó a todos desde el principio.