--¿Cómo llega el Villarreal a este amistoso en La Romareda?

--Creo que de forma muy diferente al Zaragoza. Nosotros venimos de la estabilidad y de ir introduciendo jugadores en una plantilla ya prácticamente cerrada a día de hoy. Es nuestro último amistoso antes del inicio de la competición oficial, nuestra última prueba.

--Para usted visitar La Romareda siempre es especial.

--Es la segunda vez que me toca ir allí tras mi salida del club y claro que es especial. Estuve viviendo dos años en esa ciudad, año y medio de técnico. Tuvimos (él y su cuerpo técnico, Ismael Fernández y Rubén Uría) un muy buen trato por la afición, por la gente, y por ahí los recuerdos son inmejorables.

--Y fueron parte de la era de Agapito en el club, una época que acabó hace unas semanas. ¿Cuando dejó el Zaragoza en diciembre del 2009 intuía un futuro tan negro en la entidad?

--Allí comprobamos la poca seriedad y rigor en la gestión del proyecto. No pensé en cosas malas porque no las deseaba, incluso el pensamiento fue el de haber estado nosotros presentes dentro de un error en la forma de gestionar que les hubiera servido para reflexionar sobre la forma de llevar un proyecto, pero no fue así. Los hechos demuestran que esa época del Zaragoza era caótica. Ojalá este cambio sea un punto de inflexión para sentar las bases de un equipo que merece una ciudad tan futbolera.

--¿Cree que fue solo Agapito Iglesias el culpable del caos?

--Una persona nunca es un único culpable. Para mí es pasado y no quiero mirar demasiado. Sufrimos mucho y aprendimos y sacamos conclusiones de esa mala experiencia, pero tengo claro que un dirigente siempre tiene personas cercanas que le influyen y no se le puede considerar como único responsable, ya no entro si culpable o no.

--¿Temió este verano por la desaparición del Zaragoza?

--Te llegan informaciones y lees y escuchas titulares. Estaba ocupado en mi equipo, pero sí sabía que había un peligro de descenso administrativo, que si no había un cambio de propietarios no era posible la viabilidad para satisfacer el control económico que impone la Liga.

--¿Cree que ahora respira de otra manera el Zaragoza?

--Tampoco sabría definirlo así. Mire, mi etapa en el Zaragoza discurrió y yo no tuve una buena relación con varias personas del club. En su momento se quiso hacerme culpable a mí de casi cualquier decisión, pero mi conciencia está tranquila y no guardo rencor a nadie. Seguro que cometí errores, pero no estoy pendiente de cada momento del Zaragoza. Mi deseo es que las cosas siempre vayan allí lo mejor posible. Las personas estamos de paso, pero la afición, el club y la ciudad están por encima. Yo le deseo lo mejor y espero que el cambio de mando le otorgue una base sólida para volver a lo que su historia marca, a ser uno de los principales de Primera.

--Usted fue el protagonista en el banquillo del último ascenso del Zaragoza, que afronta su segundo año seguido en Segunda.

--Las circunstancias y los momentos son muy diferentes. Para un equipo recién descendido e histórico no es fácil, se da mucha presión y el día a día es complicado para todos, dirigentes, jugadores y afición. Por supuesto que tiene que buscar ese ascenso lo antes posible, pero también pensar en crear esas bases y que estas sirvan como parte vital del futuro. El retorno a Primera seguro que no lo tendrá fácil, por la competitividad, por la desventaja que ha tenido el Zaragoza a la hora del tiempo para confeccionar su plantilla y por el mar de dudas que vivió en julio. Eso retrasa mucho la planificación y, si se le añaden unas circunstancias económicas tan marcadas por el límite salarial, queda claro que el panorama no es fácil.

--¿Cómo ve el caos en Segunda tras lo sucedido con el Murcia?

--No entro en que sea justo o no. Lo que no entiendo es que haya un organismo que pueda echar para atrás una decisión ya tomada por otra entidad. Cuando a algo tan importante se le marca un desenlace no puede haber marcha atrás, porque detrás de un club hay trabajadores, una plantilla, una afición, un sentimiento y una ciudad entera. No parece serio decir hoy baja y mañana no.

--Se le ve cómodo en Villarreal.

--Para mí es el club ideal, bien dirigido, con rigor, con cercanía y apoyo, con un trabajo muy claro y delimitado. Cuando recibes en vez de zancadillas facilidades y se entiende que el equipo es lo prioritario todo es más sencillo. La labor del cuerpo técnico se simplifica y no tienes que desgastarte en otras batallas que te despistan.

--Logró el ascenso con el Villarreal y lo metió en Europa League. ¿Cuál es la meta ahora?

--La ilusión es pasar la previa y entrar en la fase de grupos. Eso significa tres competiciones y repetir el sexto puesto en la Liga estaría muy bien.