Ángel Ruata tiene 62 años y la ilusión de un chaval. Fue el único aragonés que disputó los Campeonatos del Mundo Master que se celebraron en la localidad polaca de Torun. Y realizó un magnífico papel porque se llevó la medalla de plata en los 10 kilómetros marcha en ruta y los tres bajo techo. «Me veo muy bien y no me pongo una fecha para mi retirada. No estoy cansado de la marcha. Al revés, me estoy especializando todavía más». Y se entrena casi tanto como en sus mejores años. «Ahora entreno como un atleta joven y el trabajo se luce. No me canso porque para mí es una motivación. Hago cinco entrenamientos a la semana más el gimnasio». Fue bombero durante 35 años y reconoce que «al jubilarnos a los 60 años tengo la suerte de no tener que trabajar».

En Torun estuvo en sus mejores marcas. «En los diez kilómetros hice 54.06, mi mejor crono de los últimos diez años. Se fue el catalán Pedro José Aranda con un italiano y fui recortando distancias. El italiano fue tan rápido que le descalificaron y fui segundo». El año pasado ya se llevó dos oros en los Europeos indoor de Madrid; el 3.000 bajo techo y el 5.000 en ruta. Ahora tiene un objetivo claro, los 20 kilómetros. «Este año gané el Nacional master en el Vendrell y le tengo muchas ganas a la distancia. Puedo soportar el ritmo muy alto y creo que tengo buena cabeza».

Todo el mundo vinculado al atletismo aragonés de los últimos cuatro lustros conoce a Ruata. Es un personaje simpático, agradable, un culo de mal asiento y un punto bohemio. Empezó a hacer atletismo a los 20 años con Enrique Lope en el Real Zaragoza. «Era mediofondista y después me pasé con Carlos París porque vi que el mediofondo sería lo mio». Pero conoció la marcha de manera casual. «Fue en una Liga de Clubs en Zaragoza. Era el año 1983 y faltaban marchadores en el equipo. La hice por primera vez y terminé tercero». Desde entonces su progresión fue espectacular. «Con dos meses hice la mínima para el Nacional de 20 kilómetros marcha y dejé de correr», explica Ruata.

Después pasó a entrenarse con un técnico especializado, como era Pedro Millán. «Era el referente y tenía un buen grupo en el que estaban Begoña Miranda y Belén Asensio, entre otras. Mejoré muchísimo y tuve el récord de Aragón en todas las distancias». Ruata estaba casado, trabajaba y se metió en mil historias. «Me impliqué en muchas cosas. Era presidente de la Asociación Cultural y Deportiva de Bomberos de Zaragoza y vicepresidente de Bomberos sin Fronteras. Era una vorágine y a los 36 años dejé la marcha». Hasta que volvió al cumplir el medio siglo. «Era una especie de barrera psicológica y lo retomé».

Ahora es un hombre nuevo y su ilusión no tiene límites. Está vinculado con el Intec Zoiti y en Huesca ha creado un grupo de jóvenes marchadores, con los que trabaja. «Voy dos días a la semana y llevo dos grupos de entrenamiento, uno con Eva Rico, la mejor marchadora de la actualidad en Aragón, y un grupo de seis de 16 y 17 años».

Ruata crea ambiente en la capital altoaragonesa y es admirado por los atletas del club. «Los directivos hablan bien de mí. En Huesca hay más interés que en Zaragoza, soy campeón y una referencia para los jóvenes. Eso es importante. Además se centraliza todo en una pista». Zaragoza es muy diferente para los marchadores. «En Huesca el ambiente es mejor. Hay carencia de entrenadores. Falta alguien que tire del carro en Aragón. Podría ser yo y es una posibilidad», finaliza el veterano.