--Antes de llegar al Deportivo Aragón, ¿dónde dio Mariano Ayneto sus primeras patadas al balón?

--Salí del colegio de los Agustinos. De allí pasé directamente a infantiles (no había cadetes) y luego a juveniles. Estuve un año cedido en el Ejea y después pasé dos temporadas en el Deportivo de Aragón antes de subir al primer equipo.

--Antes de ser jugador del primer equipo, debutó gracias a una huelga...

--Fue la primera huelga de jugadores que hubo y solamente la secundaron el Real Madrid y el Real Zaragoza. El Madrid jugó en Castellón con el Castilla, y nosotros jugamos en Sevilla. La verdad es que fue un debut raro. El debut que guardo yo en mi memoria es el de mi partido contra el Murcia meses después.

-- Es a partir de ese momento cuando empieza a contar Beenhakker con usted.

--Sí, además me había lesionado en verano de los abductores y no estuve disponible en las primeras jornadas. Empatamos a cero, me salió un buen partido y allí es cuando empecé a jugar más asiduamente. Para mí ese partido es una de las mejores cosas que me ha ocurrido en la vida, porque hice realidad el sueño de todo canterano zaragocista: llegar a jugar con en el primer equipo. ¡Y eso que se olvidaron mi ficha! (ríe).

--¿Qué tipo de delantero era?

--Peleón. Luego siempre he sido goleador porque metía en todas las categorías en las que he estado. Tenía la suerte de estar en el sitio justo para empujarla o rematar. Iba bien de cabeza y técnicamente no era malo. También he jugado en el centro del campo o de mediapunta con llegada. Hubo varios partidos que la delantera era Valdano por la izquierda, Amarilla por el centro y yo en la derecha.

--Prototipo que no está de moda...

--El fútbol actual ha cambiado en muchas cosas, hay pocos nueves y hay muchos equipos que juegan de otra manera. Se ha perdido el juego de cabeza. La razón es porque hay otro tipo de futbolistas y el juego que se practica es diferente.

-- En la primera temporada aún juega de titular unos 12 partidos. Supongo que era difícil acumular minutos con jugadores como Valdano, Amarilla y compañía. Todo un equipazo.

--Fue un año muy bueno, el Zaragoza en aquella época hacía un fútbol interesante. Era un gran equipo dentro del panorama nacional, recuerdo haberle ganado al Madrid por 3-1 en La Romareda, pelear con todos los equipos que estaban arriba y era un conjunto muy importante de la Liga española. Estaban Señor, Morgado, Salva, Vitaller, Herrera, Barbas.... Practicaba un fútbol muy ofensivo. Había partidos que, según donde te tocada jugar, la gente valoraba muchísimo el juego que hacíamos, incluso nos llegaron a ovacionar en San Mamés. Por eso es triste ver al Zaragoza ahora cómo está.

--¿Cómo fue esa primera temporada en Primera División?. ¿Le costó adaptarse?

--La verdad es que la entrada fue muy fuerte e interesante. Después del debut en Murcia, le ganamos al Sporting de Gijón de Maceda y Quini; anotando yo el tercer gol, luego metí otro en Valladolid la siguiente jornada, debuté con la selección sub-21 tres días después contra Italia y marqué el segundo gol. Y, justo después, vino el Real Madrid a La Romareda y a los cinco minutos ya le marqué otro tanto.

--Además, aquella no fue una selección sub-21 cualquiera.

--En ese equipo estaban jugadores como Míchel, Zubizarreta, Salinas... Era un gran equipo. Me acuerdo que yo tenía un buen físico y me tenían que decir en los entrenamientos que no corriera tanto (sonríe).

--¿Se había cumplido un sueño?

--En cuatro partidos había metido tres goles, más el debut con la selección española sub-21; con lo que alucinaba. Tu sueño es ese, pero no esperas que llegue a cumplirse y cuando pasa, no lo asimilas. En el mismo partido contra el Madrid, me sustituyeron faltando cinco minutos para el final. Bajando por las escalerillas del túnel, me cogió y me hizo una entrevista José María García, en directo. Era una locura.

--¿Puede que fuera un salto demasiado grande?

--Hay que estar preparado para ciertas cosas. Para mí no era normal todo lo que pasaba y lo que estaba viviendo. Recuerdo que por momentos me encontraba en una nube.

--Coincidió con jugadores míticos como Juan Señor, Barba, Herrera... ¿cuál de todos le llamó la atención durante esa época?

--Me acuerdo de Rubén Sosa, que supo aprovechar muy bien sus oportunidades, además de que marcó ese gol que nos dio la Copa del Rey contra el Barcelona. Luego Barbas también era un jugador espectacular e imprescindible. Pero el que marcaba diferencias en esa época era Juan Señor. Lo daba todo por el equipo, tenía mucha garra, se volcaba, era muy bueno jugara donde jugara.

--¿Le costó ganarse el puesto?

--La verdad es que sí. Había jugadores que tenían que jugar: Valdano era intocable; Amarilla también, ya que después fue traspasado al Barcelona. Le disputé el puesto a José Ramón Corchado pero había costado un dinero del Salamanca y tenían que justificarlo. Yo era un chico que venía del Deportivo Aragón y logré posicionarme en un sitio importante para el equipo.

--Tuvo la oportunidad de vivir esa Copa del 86. ¿Qué recuerda?

--La verdad es que se nos hizo muy larga, porque hubo un enfrentamiento con el Burgos y se tuvo que suspender dos veces por el temporal, incluso luego se tuvo que jugar con nieve. Otro recuerdo es lo mal que lo pasamos en la vuelta de las semifinales en el Bernabéu, ya que habíamos ganado 2-0 al Madrid en la ida y casi nos remontan.

--Fue una pena que no llegara a jugar nada de esa fina contra el Barcelona.

--No llegué a jugar en la final pero tengo muy buenos recuerdos. Desde hacía mucho tiempo que no se vivía en Zaragoza una Copa así; aquella fue espectacular y el recibimiento, gente saludando por la carretera desde Calatayud. La llegada fue impresionante, no lo había vivido nunca y fue algo alucinante.

--¿Qué siente un canterano del Zaragoza al proclamarse campeón de Copa?

--Fue alucinante, porque fue una situación increíble, lo vives intensamente con todos los compañeros; la gente que te saludaba en Madrid habiendo ganado en Barcelona. Me siento muy privilegiado de haber vivido esos momentos como jugador de la casa, de la cantera.

--Es más, después vivió la famosa eliminatoria de la Recopa contra la Roma tirando uno de esos penaltis.

--En la ida estuve en el banquillo, pero en la vuelta tuve una participación importante. Habíamos perdido 2-0 y Rubén Sosa estaba tocado del tobillo y le sustituí en el descanso. Jugué la prórroga y tiré el cuarto penalti.

--Una gran presión, ¿no?

--La verdad es que es una responsabilidad muy grande y te estás jugando mucho a un solo tiro a puerta. Gracias a Dios salió bien. Justo antes había fallado García Cortés y ellos habían marcado todos y estábamos tirando primero. Luego falló Boniek, metió Señor y después falló el definitivo Ancelotti. Yo tengo muy buen recuerdo de ese partido porque creo que ha sido uno de los mejores ratos que he jugado con el Zaragoza. Ese día La Romareda estaba impresionante. No recuerdo a la gente tan volcada, con la cara pintada, encima desde el primer minuto. La verdad es que es una responsabilidad muy grande y te estás jugando mucho a un solo tiro a puerta.

--En 1987 salió al Recreativo. ¿En busca de minutos? ¿Cómo se produce su marcha?

--El club había fichado a más gente. Surgió la oportunidad de marcharme al Recreativo y eso decidí finalmente. A lo mejor tendría que haber aguantado un poco más así y haber buscado la oportunidad de jugar en un equipo de Primera, pero bueno, surgió así y en aquel momento lo que buscaba era jugar más, por eso decidí marcharme.

--¿Se sentía frustrado por no jugar todo lo que deseaba?

--Yo los años que he vivido en el fútbol he tenido buenos y malos momentos, pero uno de esos buenos con el Zaragoza, vale por todos los malos. Cuando no jugaba no me venía abajo, pero sí que estaba jodido. Mi solución era la de seguir entrenando duro y dando todo lo que podía de mí. Nadie te regalaba nada siendo de la casa. Me he ganado muchas cosas a base de trabajar. Tenía que ser el mejor del entrenamiento para solo ir citado.

--¿Quizá se le pidió una exigencia máxima?

--Es complicado llegar, pero lo más difícil es mantenerse. Luego te piden muchas cosas, quizá te exigen demasiado, pero te tienen que dar los partidos y la confianza que todo futbolista necesita. 10 o 15 partidos seguidos seguramente son necesarios para hacerte jugador. Eso se les ha dado a mucha gente de fuera (y más oportunidades incluso). Aquí a la mínima eres el que paga los platos rotos, como eres de la casa parece que no vas a protestar. La gente es muy exigente con el de aquí: se ha silbado a Víctor Muñoz, a Cani...

--¿Qué tal la temporada en Segunda después de haber estado en un club como el Zaragoza de entonces?

--Por un lado bien, jugué mucho esa temporada y logramos la permanencia. Pero por otro fue un año complicado en algunos aspectos porque tuve que adaptarme. Aunque estuve contento, acabé saliendo. Después, jugué en Gandía, Marbella y Binéfar, antes de pasar cinco estupendos años en Yecla defendiendo la camiseta del Yeclano.

--¿Cómo resumiría su paso por el Zaragoza?

--Es el club que me ha formado en el nivel futbolístico y como persona, donde he recibido las mejores enseñanzas. Cuando he estado fuera, llevaba un sello que era el haber jugado en el Real Zaragoza y eso lo he intentado llevar siempre por delante para que todo el mundo se sintiera orgulloso de mí.

--De cierta manera, sigue su relación con el fútbol, ¿no es así?

--Estoy con Rafa Latapia llevando el Liga Nacional de juveniles del Amistad y luego en verano empezaremos a hacer varios campus de fútbol para chavales, como en Juslibol, otro en Ontinar y dos en Biescas.