Apesadumbrada y dolorida, Maribel Moreno no podía ocultar ayer su penoso estado de ánimo mientras esperaba en el aeropuerto de Milán a que un vuelo le trajera a casa. A falta de una etapa para concluir el Giro femenino, la ciclista aragonesa se vio obligada a abandonar por sus irremisibles problemas de salud, de los que aún desconoce su causa y su solución. La prueba italiana suponía el examen final antes de que el seleccionar nacional, Juan Carlos Martín, decidiera los nombres definitivos de las corredoras que viajarán a los Juegos Olímpicos de Atenas que comienzan el mes que viene. Sin embargo, a Maribel no le ha hecho falta esperar el anuncio. "Aunque fuera una de las tres elegidas, no me queda otro remedio que autodescartarme. Es un palo muy grande porque tenía opciones de hacer un buen papel en mis primeros Juegos, pero no estoy en condiciones de afrontarlos", reconoció con resignación obligada la deportista de 23 años, que había fijado hace mucho la cita griega como una fecha clave en su trayectoria.

Una vez de regreso en España, a la ciclista de Sabiñánigo le aguardan varias pruebas médicas que le devuelvan la seguridad y le den las respuestas a tanta incertidumbre. Todo comenzó con una inflamación del páncreas e intensos dolores de estómago. "No veo salida a esta situación. Intenté superar todos los obstáculos y correr el Giro, pero he acabado incluso peor de lo que lo empecé. Ahora sólo pienso en que me curen lo que tengo", indicó. Para colmo de todos sus males, Moreno sufrió una escalofriante caída durante la segunda etapa de la ronda alpina. El casco, que acabó destrozado tras el percance, le salvó la vida. "Me dí un golpe muy fuerte en la cabeza y me hice quemaduras en la parte izquierda del cuerpo", relató.

Moreno suspira por que esta infame racha acabe cuanto antes: "Tengo muchas ganas de que se acerque el final de la temporada. A ver si para el Mundial, la última semana de septiembre, me he recuperado", deseó Moreno antes de subirse al avión.