Como suele ocurrir casi siempre, como suele suceder en los test de pretemporada e, incluso, a mitad de campeonato, Maverick Viñales (Yamaha) ha vuelto a convertirse en el tradicional campeón de invierno, que luego, de momento, jamás se ha visto reflejado a los largo de todo el año. También el último día de pretemporada en Losail, Doha, Catar, el piloto catalán de Yamaha volvió a marcar el mejor crono (1.53.858 minutos), que mejora el primer tiempo del sábado de Àlex Rins (Suzuki, 1.54.462) e, incluso, el crono de Fabio Quartararo (Yamaha, 1.54.038).

Todo está listo ya para que, la semana que viene, en ese mismo escenario, de noche, en el desierto, bajo los focos se celebre el primer gran premio de la temporada. Da la sensación de que Yamaha y Suzuki están mucho mejor preparadas que Ducati y l campeona Honda, que está sufriendo de forma sorprendente hasta el extremo que su máximo responsable deportivo, Alberto Puig, ha llegado a decir que aún no saben si correrán con la moto de este año, la del pasado o la que estamos preparando para el 2021, en una clara demostración de que el despiste es absoluto, al menos en Catar, no así en Malasia donde la moto funcionó bastante bien. Luego, Marc Márquez diría que todo está en vías de solución.

Construyendo varias motos

La situación de Márquez, que sigue sin estar al cien por cien de su físico aún no restablecido de la operación en su hombro derecho, es tan preocupante que incluso le pidió al japonés Takaaki Nakagami una de sus RC213V del 2019 para poder hacer comparaciones con la moto de este año. Pese a que al final del último día, Márquez logró escalar hasta la séptima plaza, a 0.291 segundos de MVK, lo cierto es que su ritmo no es muy bueno aunque, al final, reconoció que el problema de entrada en las curvas está en vías de solucionarse, tal y como su hermano Àlex.

Si he de decir la verdad, si ayer hubiese sido el gran premio, como mucho hubiera podido pelear por la octava o novena plaza. Estábamos absolutamente perdidos y hoy, por fin, hemos encontrado el camino y, sobre todo, la manera de resolver los problemas que teníamos, ha reconocido un inspirado y sonriente Marc Márquez al término del último día de pretemporada. Después de muchísimo trabajo, después de los tanto los técnicos japoneses como mis mecánicos se pasasen horas y horas trabajando, me he podido divertir sobre la moto y el tiempo y el ritmo empieza a ser competitivo y parecido a los de delante. Hasta ese momento estábamos absolutamente perdidos, despistados, no sabíamos qué ocurría.

Incomprensibles caídas

El campeonísimo de MotoGP reconoció que han hecho multitud de experimento, incluso pedirle a Nakagami, el cuarto piloto oficial de Honda, su moto del 2019 para cogerle piezas y colocarlas en la Honda RC213V del 2020 del catalán. Había que averiguar de dónde venían los problemas que teníamos y, sobre todo, cómo solucinarlos. Y, al final, hemos encontrado el camino justo. Cierto, el último día, pero mejor así, de esta forma podemos empezar todos los pilotos de Honda el fin de semana de gran premio con posibilidades de estar en el sitio que perseguimos que no es otro que intentar ganar la carrera o, como poco, subirnos al podio.

Márquez reconoció que ya en Malasia había visto que la moto tenía un par de problemas pero, sobre todo, erró al considerar que sus caídas en Sepang eran fruto de su estado físico. Aquí me he vuelto a caer, perdón, nos hemos vuelto a caer todos los pilotos de Honda y, la verdad, ha sido cuando he descubierto que mi físico no tenía nada que ver con esos problemas, que existen, sí, y que, encima, aquí, en Catar, emergen con mayor facilidad. Por eso quiero agradecer a todo mi equipo y a Honda lo mucho, duro y bien que ha trabajado estos tres días y partes de sus noches para que, al final, pudiésemos encontrar la senda y solucionar, poco a poco, esos problemas de puesta a punto. Insisto, de haberse corrido el GP hoy no hubiese tenido opción de subirme al podio.