"Yo, la verdad, me quito el sombrero. Ha estado impresionante", dijo Jorge Lorenzo ayer, en Sepang, al acabar tercero. "Una vez más, il piccolo bastardo nos ha dado una lección. Cuando me he puesto detrás de él, he pensado: 'No se va, igual le ganas'. Pero qué va, qué va, se ha ido cuando ha querido. Sigue un pasito por delante de nosotros", reconoció el mismísimo Valentino Rossi, que ayer casi se aseguró el subcampeonato de MotoGP.

"He vuelto a mi estilo y ha salido redondo", comentó entre carcajadas Marc Márquez, que llevaba cuatro carreras sin ganar: San Marino, Aragón, Japón y Australia. "En Phillip Island quise ganar a lo Doohan, a lo Stoner, escapándome, y no funcioné. Aquí he vuelto a lo mío. Salir mal, recuperar, esperar mi momento y lanzar el ataque al final. ¡Redondo! Ya he igualado a Mick (Doohan, 1997) y tengo 12 victorias en una misma temporada. Pero esto no ha terminado, queda Valencia e intentaré dejar la marca más alta".

Márquez, el rey insaciable, el mejor rookie de la historia de la categoría reina, el bicampeón más joven de todos, logró el sábado superar las 12 poles en un mismo año de Doohan y su compatriota Casey Stoner y ayer empató con uno de los grandes mitos a victorias. Tras ganar en Sepang, como en otros 11 circuitos en esta misma temporada, paseó por todo el circuito la bandera del número 12, es decir, la bandera de su hermano Álex, maltratado por Jack Miller, al que, dicen, Marc tiene ganas de encontrarse el año que viene en la parrilla de MotoGP.

"He paseado la bandera de Álex para animarle, porque estoy con él a tope y porque vamos a ganar también ese título. Lo queremos todos. Y, mira, 12, su número, son las victorias que he logrado ya. Todo va redondo".