Martí Vigo, participante en los Juegos Olímpicos de invierno que se celebraron en la localidad coreana de Pyeongchang en el 2018, ha cambiado el chip. Este año, una de sus máximas ilusiones no son los Mundiales de esquí de fondo que se celebran en Oberstdorf, sino la Quebrantahuesos. «La voy a correr este año. El otro día me tocó un dorsal en el sorteo y estaré en el pelotón de 8.000 ciclistas. La verdad es que me apetece mucho», explica el esquiador del valle de Benasque.

El ribagorzano, de 22 años, es una de las grandes promesas del esquí de fondo nacional y sucesor de otros dos aragoneses olímpicos como Emiliano Morláns y Diego Ruiz. Pero el verano pasado tomó un paso trascendente para su vida. «Fue una decisión mía. Opté por dejar el equipo nacional de esquí de fondo. Primero se lo dije a mi familia y después a Franco Puntel, mi entrenador. Llevaba tiempo hablando con él y ya se lo esperaba», reconoce.

Martí Vigo quería llevar un año más tranquilo y dedicarse a los estudios. «Estoy en tercero de Fisioterapia y en cinco años he hecho tres cursos. Voy poco a poco aprobando asignaturas y me gustaría terminar el año que viene. Son asignaturas muy prácticas y difíciles de compaginar con el deporte de élite porque hay que asistir muchas horas a clase», indica el esquiador benasqués.

Vive en Lérida en un piso alquilado. «Allí estoy a gusto. Por la mañana asisto a clase y por la tarde estudio y hago deporte. Los fines de semana me voy a Sesué para estar con Imma, mi madre». Reconoce que a veces echa de menos entrenar al máximo nivel de esquí de fondo, «pero ahora estoy bien mentalmente y hago lo que me pide el cuerpo. Si un día estoy peor, me paro». Competirá en esquí de fondo para divertirse. «Correré la Marcha Plan d’Están, alguna prueba de la Copa de España o competiciones de larga distancia en el extranjero». Una de sus nuevas pasiones es la bicicleta. «Hago casi 20 horas de bici a la semana. El año pasado corrí la clásica de Purito Rodríguez en Andorra con cinco puertos, La Falla en la Ribagorza y una prueba de BTT en Barbastro», explica Vigo.

En los Juegos de Pyeongchang, Vigo fue el 18º en la prueba de esprint por equipos junto a Imanol Rojo. Los 15 kilómetros de estilo patinador no los pudo acabar enfermo. El año pasado no bajó su nivel y fue el 12º de la Universiada en Siberia y el 18º en el Mundial sub-23 de Finlandia. No piensa en los Juegos de Pekín. «En principio creo que no volveré, pero nunca se sabe. Voy día a día. Acabaré la carrera y no sé lo que pasará en dos años», concluye.