Cuatro partidos, cinco puntos (1,25 de promedio) lleva Víctor Muñoz, con cinco dianas a favor y otras cinco en contra, a una media en ambos casos de 1,25 por encuentro. Herrera dejó el Zaragoza con 30 jornadas y 39 puntos en el zurrón, un balance global de 1,3 puntos por partido, ligeramente superior solo por ahora al del técnico aragonés. Con el catalán se marcaba a ritmo parecido (36, con 1,2 por choque) y se encajaba de forma similar (38, 1,266). En todo caso, los números en global son casi idénticos. Así, se puede decir que la reacción que propicia la llegada de un nuevo entrenador tiene en este caso y por el momento más fondo que forma, porque los datos no han avanzado en demasía. Por ahora...

Sin embargo, no se debe ocultar que Víctor cogió a un equipo que deambulaba, con aire mortecino y que llevaba siete jornadas sin ganar y solo tres puntos de 21. Esa caída en picado se ha frenado, los 5 puntos de 12 que lleva el Zaragoza con el técnico no han dado para mirar a la zona de playoff, que está a seis puntos, pero sí para aumentar renta con el descenso y para mirarlo con menos pánico, ya que ha pasado de dos puntos tras la espantosa derrota en Ponferrada a cuatro. Por ahí también es de justicia ver los números, en este caso el fondo de la mejoría, más que la forma global.

Y luego están las sensaciones en un equipo con carencias, limitado en efectivos y con el ánimo roto cuando lo tomó Víctor. Ahora, el Zaragoza tiene más espíritu y más fortaleza mental, como lo demuestran las dos salidas consecutivas donde empezó perdiendo y fue capaz de darle la vuelta, tanto en Soria como en Vitoria, para acabar al final dejando escapar el triunfo por su inconsistencia, por la escasez de fortaleza atrás, algo que el técnico aún no logró mejorar, pero que está empeñado en hacerlo.

Víctor ha empezado la casa por los cimientos, ha simplificado el juego, pide intensidad y balones en largo para evitar pérdidas que cuesten goles y para que el equipo muestre su calidad en la parte final de la cancha, algo que logra a cuentagotas. "El míster propone una idea, pero siempre dice que en campo contrario tenemos que jugar y tocar el balón. En Soria nos faltó tranquilidad ahí", recalcó Luis García.

Se trata de ir estructurando poco a poco al bloque e intentar paliar carencias con un Zaragoza con más poso, con más cuajo. Y reducir en lo posible errores como los de Laguardia en el primer gol en Soria, donde también faltó comunicación en toda la zaga, o el de Rico en el segundo.

LOS PASOS A DAR Después,si el viento está ya más favor --ahora tocan dos duelos contra equipos en descenso, el Jaén y el Girona--, la asignatura será tratar de mejorar el fútbol. Herrera cambió demasiado de plan, lo que distrajo al Zaragoza. Víctor lo tiene claro. Y eso es una ventaja, aunque le falte tiempo, solo ocho jornadas ahora. En ese guion, la mejoría física de Barkero es vital para dar más fútbol, igual que la vuelta de Henríquez, que ya tuvo minutos ante el Numancia, para aumentar competencia y gol arriba, aunque Roger responde --2 dianas en 4 partidos--. Y no menos importante es conseguir enchufar a Abraham para ocupar el lateral o consolidar la apuesta por Arzo en la medular, donde volverá ante el Jaén.