El Mundial de motociclismo está más que bendecido. Está listo para sentencia, pese a que aún quedan los últimos cuatro grandes premios y hay en juego todo un capital: 100 puntos. Bueno, pues pese a ese tesoro, ya hay quien se ha comprado todo el oro necesario para considerarse los más ricos de la parrilla. Queda, sí, mucha plata y bronce, pero el oro ya es propiedad de Pedrosa (Honda, 250cc), Dovizioso (Honda, 125cc) y Rossi (Yamaha, MotoGP). Los tres lo demostraron ayer en el Gran Premio de Japón, en Motegi. Dani y Dovi ganando a placer, cuándo, cómo y dónde quisieron, a sus rivales y el Doctor conformándose con la segunda plaza por detrás del local Makoto Tamada (Honda).

Los tres mosqueteros fueron tan hábiles, tan buenos, tan calculadores, tan minuciosos, que abandonaron el desértico Motegi con un montón de puntos más que los que tenían el sábado. Ahora ya tienen una fortuna, tanta que la pueden administrar sin problemas --como hizo ayer el sabio de Vale -- hasta que, un día de éstos, tal vez en Australia (17 de octubre) o en Valencia (31 de octubre), cualquiera de las dos últimas citas, decidan colocarse la corona. Dovi ha pasado de una alfombra de 20 puntos sobre Barberá (Aprilia) a todo un colchón: 45 puntos. Pedrosa aventajaba a De Puniet en 27 y hoy tiene ya 47 puntos de ventaja. Y Rossi superaba a Sete Gibernau (Honda), que ayer consiguió el peor resultado de este año (sólo pudo ser sexto), a 39 confortables puntos.

GANAR EN CASA En Motegi, el circuito que Honda fabricó para probar sus motos, las máquinas aladas arrasaron en las tres categorías. Dovizioso (125cc), Pedrosa (250cc) y Tamada (MotoGP) ganaron con autoridad tras mantener tres duelos muy vistosos con Roberto Locatelli (Aprilia), Toni Elías (Honda) y Rossi (Yamaha). Todo comenzó con una carrera muy accidentada en 125cc, donde una colisión recortó el espectáculo a 13 vueltas. En la nueva salida, la Aprilia de Barberá, candidato al título, y la Derbi de Jorge Lorenzo no arrancaron. Mientras Dovizioso se desayunaba a Locatelli, que encima se cayó, Barberá se retiraba dañando sus ilusiones y Giorgio debía de conformarse con la séptima posición. "Es una verdadera lástima que la moto se rompa cuando más te la juegas", dijo Barberá.

El mordisco de Pedrosa fue también prodigioso pues De Puniet, el hombre que le hace sombra, añadió a su cuenta únicamente cinco puntos al ser 11º. Pedrosa viajó enganchado a un portentoso Elías durante todo el GP hasta que, faltando seis vueltas, abrió gas y dejó al manresano, fulminándolo en las rectas después de que Toni le superase en espectaculares frenadas. "Con 13 kilos menos que yo, no me extraña que me pase en las rectas, a esto no hay derecho", protestó Elías.

LIGRIMAS DE SETE El gran premio se cerró con el primer fracaso serio de Sete Gibernau (Honda, sexto) y una demostración de la Honda de Tamada, un misil que hizo diana en la Yamaha de Rossi, que vio frustrado su intentó de humillar a su exmarca en su propia casa. "Son muchos puntos de diferencia (39) peo quedan 100 puntos. Iré a por ellos, pero el título está cada vez más complicado", dijo Gibernau.