Muchos les comparan y es cierto que el fútbol de Raúl Tamudo y el de David Villa tienen mucho que ver. Ninguno de los dos es el prototipo del ariete clásico --el jugador del Espanyol mide 1,80 por los 1,75 del zaragocista--, con lo que viven de su rapidez y, sobre todo, de su inteligencia. Y, la verdad, es que les va muy bien con esas virtudes, a las que añaden una lucha sin descanso, el carácter ganador y el gol siempre metido entre ceja y ceja. Hay están los números para ratificarlo: 11 dianas ha hecho el Guaje y una más Tamudo, por lo que los dos están entre los mejores pistoleros de la Liga.

Eso sí, Tamudo, de 26 años y que acumula su séptima temporada en la élite --donde lleva marcados 70 goles--, podría considerarse como el hermano mayor del delantero zaragocista, de 21 años. "Cada uno tiene sus armas, aunque está bien que me comparen con él, porque es un gran futbolista", reconocía ayer Villa, que esta temporada se ha estrenado en la élite, aunque lo ha hecho con una inmejorable carta de presentación, ya que acumuló 39 dianas en los dos años en que comandó al Sporting.

No cabe duda de que el delantero espanyolista es un magnífico ejemplo para el Guaje . Es el icono de la afición blanquiazul desde que Paco Flores --que lo quiso para el Zaragoza el pasado verano-- lo hizo debutar en el primer equipo en el tramo final de la temporada 96-97, cuando el extécnico zaragocista salvó al Espanyol del descenso. Desde entonces, el protagonismo del ariete nacido en Santa Coloma, que estuvo cedido en el Alavés y en el Lleida, ha ido aumentando hasta convertirse en el gran referente del equipo en las últimas temporadas.

Eso lo puso de manifiesto el Glasgow Rangers hace cuatro temporadas, cuando llegó a un acuerdo con el club catalán para fichar al futbolista por 18 millones de euros, pero nadie sabe por qué no pasó la revisión médica su rodilla derecha, ya que desde entonces no ha dejado de jugar y de marcar goles. Bien que ha agradecido la grada blanquiazul que se quedara, porque además de contribuir decisivamente al mayor logro del Espanyol en la historia reciente, la Copa en el 2000, ha aportado todas estos años sus goles para la permanencia en la élite.

En buen momento

Y lo sigue haciendo en la actual. Tras comenzar el curso lastrado por lesiones musculares y llegar al parón navideño con sólo dos dianas, en el 2004 ha recuperado el acierto. Es el máximo goleador en este año --diez tantos por los ocho de Ronaldo-- y ha comandado la reacción de su equipo en pos de una salvación casi imposible hace un tiempo y muy difícil en estos momentos. Además, ha alcanzado su mejor racha de partidos consecutivos marcando. Lo hizo en cinco seguidos hasta que se quedó sin anotar en el de la pasada jornada, que a lo mejor es casualidad pero acabó con derrota ante el Racing.

Ese acierto le hizo recuperar un puesto en la selección en el amistoso ante el Perú --jugó en la segunda parte-- y ganar enteros para tener un hueco en la próxima Eurocopa. Ese logro, la internacionalidad absoluta, le falta al Guaje en su palmarés, que sí coincide con Tamudo en un título de Copa y en el carácter imprescindible que tienen ambos en sus respectivos equipos. Pero donde más paralelismos tienen es en su forma de entender el fútbol, un juego en el que, como en el resto de la vida, siempre es vital la inteligencia. Ambos la poseen a toneladas.