Al principio de la pretemporada Víctor Muñoz eligió a los futbolistas que le dio la gana de las categorías inferio- res para poder entrenar con el número suficiente mientras Martín González reconstruía a toda prisa la plantilla con profesionales. Hubo cierta polémica, seguramente más artificial que justificada, porque el entrenador priorizó a unos cuantos juveniles por encima de otros integrantes del filial. Pasaron los días y Muñoz se mantuvo en sus trece, siendo como es un técnico poco influenciable y de ideas firmes y habitualmente inflexibles, a veces un defecto y otras una gran virtud, como el el caso que nos ocupa.

De entre todos los que ha usado este verano, ayer el técnico le dio la punta del ataque al impetuoso Muñoz, que respondió con una descarga de energía, presión y trabajo importante. Y utilizó a Vallejo en defensa, un juvenil intternacional en categorías inferiores que, al igual que ya hizo en el Trofeo Carlos Lapetra y a lo largo de toda la preparación, se comportó con la tranquilidad y la calma de un treintañero. Su actuación fue sobresaliente, por encima del resto. Fue el MVP en el Colombino. Jugó con una personalidad arrolladora, con la pausa y la gestualidad de los buenos centrales,un sentido afilado de la anticipación y la colocación, sin adornos ni excentricidades, sobre todo con mucha seriedad, seguro, siempre seguro, tanto en el flanco derecho como en el izquierdodelpuesto.

Vallejo ridiculizó cualquier recelo yle dio la razón a Víctor, que ha sido quien le ha dado la alternativa. En el plan inicial, el Zaragoza le tenía asignado el rol de cuarto central. Siempre hay que ser prudente con los jóvenes, aunque obligatoria-ente valiente con los que piden paso a gritos,pero en Huelva Vallejo demostró que está para retos mayores. Para no moverse del oncei nicial.