En un año lleno de críticas, tras ocho carreras en las que prácticamente cometía un error por fin de semana, Max Verstappen, el joven prodigio de 20 años, dio a Red Bull un triunfo inesperado en casa, en el Red Bull Ring de Austria, en una carrera catastrófica para Mercedes (abandonaron por avería Lewis Hamilton y Valtteri Bottas, la primera vez en cinco años) en la que Sebastian Vettel llegó al podio y recuperó el liderato del Mundial por un solo punto.

Lejos del aburrimiento de los cuatro últimos grandes premios, el de Austria resultó vibrante desde el inicio. Bottas salió mal, pero se rehizo en la primera vuelta a costa de un Raikkonen timorato, que se pasó en la curva tres. El finlandés fue de nuevo adelantado por Bottas y Max Verstappen, mientras perdía la cuarta posición a manos de Daniel Ricciardo antes de mitad de carrera, merced a otro error. Los Mercedes marchaban en cabeza en lo que parecía una carrera más hacia el doblete, pero la nueva especificación de motor estrenada una semana antes comenzó a dar problemas. Bottas abandonó con un problema hidráulico en el primer tercio de carrera, dejando a Hamilton solo frente a los Red Bull y Ferrari.

Un coche se seguridad virtual para recoger trozos de alerones en pista condenó a Hamilton por un error claro de estrategia en el muro. Los Red Bull y Ferrari entraron a cambiar neumáticos, mientras él se quedaba en pista. «¿Cómo ha podido suceder esto?», gritó el inglés por la radio. «Hemos perdido ocho segundos respecto a Verstappen porque ha parado con Virtual Safety Car», le contestó su ingeniero Peter Bonnington. «Ha sido mi culpa, Lewis», le confirmó el jefe de estrategia. Mercedes optó por perder la carrera pero protegerse de Vettel y mandó entrar a Hamilton en la vuelta 26.

El inglés salió con un solo segundo por delante de Vettel, pero sus neumáticos comenzaron a mostrar ampollas cuando menos lo esperaba. «Es imposible parar a estos tíos», decía el inglés sobre los Ferrari. «Lo sé Lewis, yo he tirado a la basura la carrera, pero confío en ti para que lo arregles. Cuida las gomas por favor», le dijo el jefe de estrategia. Pero el Mercedes siguió destruyéndolas hasta que fue inevitable una segunda parada. Y lo peor llegó después, con el abandono por rotura de motor.

Las ampollas y un pit stop horrible por parte de Renault hipotecaron la carrera de Carlos Sainz, mientras que Fernando Alonso pescó un increíble octavo puesto cuando parecía imposible. Su compañero Stoffel Vandoorme había roto tres alerones delanteros a lo largo del GP y ya no había repuesto para Alonso, que tuvo que montar uno del año pasado cuando rompió el suyo en clasificación, lo que le obligó a salir desde el pit lane y protagonizar una gran remontada.