Eran las seis de la tarde. Nerviosos, emocionados y ateridos de frío, una riada de más de 4.000 corredores esperaban en el Coso la salida de la duodécima edición de la San Silvestre de Zaragoza, una de las pruebas que más ha crecido en el calendario aragonés. Niños, mayores, populares, atletas de élite y muchos participantes disfrazados iban a afrontar seis kilómetros por el corazón de la capital aragonesa.

Pero antes del pistoletazo de salida de la prueba organizada por la Agrupación Deportiva Jerónimo Zurita llegó uno de los momentos más bonitos de la tarde. Luisa Larraga, una leyenda del atletismo aragonés, cortó la cinta de la carrera. La atleta de Andrés Moreno recibe homenajes siendo todavía atleta en activo. El próximo lo recibirá la atleta de 46 años perteneciente al Zaragoza Atletismo el 6 de enero en el Cross de Reyes junto a otros tres monumentos del atletismo aragonés. Son Monse Abelló, Javier Cortés y Luis Javier Alonso. Pero estos ya están retirados del atletismo en activo.

No hizo otra cosa que comenzar la carrera entre la niebla y los mejores ya quisieron dejar sentenciada la prueba. Carlos Mayo no tuvo rival y revalidó su triunfo del año pasado. El zaragozano se escapó desde el principio con su ritmo crucero y nadie le pudo seguir. Ya en el kilómetro tres, por la margen izquierda, iba solo. Por detrás corrían Juan Carlos Dutrey, uno de sus compañeros de entrenamiento, el riojano Ignacio García, Carlos Jiménez y el juvenil Noé Larroy.

Mayo se dio un paseo triunfal una vez que pasó de nuevo el Ebro por el Puente de Piedra. Zaragoza estaba más hermosa que nunca con el público aplaudiendo a su héroe por Echegaray, las Murallas Romanas, Manifestación, Don Jaime, Plaza de la Seo, San Vicente de Paúl y la meta en el Coso junto al Teatro Principal. Mayo llegó en un tiempo de 17.24 y aventajó a Juan Carlos Dutrey en 28 segundos, siendo el tercero Ignacio García. «Me he encontrado muy bien y con unas sensaciones inmejorables. Qué mejor manera de acabar el año que ganando en mi casa y con el calor y el apoyo del público zaragozano», afirmaba tras llegar a meta Mayo, reciente plata en el Europeo de cross promesa.

LAS MUJERES

La prueba femenina fue más emocionante que la masculina. Raquel Miró salió como en los crosses a tope, pero Cristina Espejo siempre la tuvo en su punto de mira, mientras que Marisa Casanueva fue de menos a más. En el kilómetro dos la montisonense pilló a la atleta del Simply Scorpio y la dejó cuando pasaban el Puente de Piedra. Espejo ganó la carrera más fácil que el año pasado y venció con 20.16. Casanueva capturó en los últimos kilómetros a la valiente Miró y era la segunda, llegando a once segundos de Miró.

Espejo estaba muy contenta de ganar por segunda vez en Zaragoza. «Salí con cabeza no muy rápida. Se fue Miró y en el kilómetro dos me puse a su par. Mil metros más tarde la dejé. Venía por detrás Casanueva, pero no la he visto en toda la carrera», decía la atleta del Playas. «Tenía un mal recuerdo puesto que el año pasado llegaba con una tendinitis, pero hoy se me ha hecho corta la San Silvestre». Afirmaba que lo que más le había gustado era «el público que había en todo el recorrido. Mucha gente me animó por mi nombre. Además la sorpresa es que vinieron mis padres desde Monzón y les dediqué la carrera», apuntaba la oscense.

La carrera tuvo como todos los años su vertiente popular y festiva. Muchos participantes fueron disfrazados pasando una tarde muy divertida. La organización volvió a dar un premio al mejor disfraz que esta vez fue a parar a un grupo que iba disfrazado de cazafantasmas. La guinda fue el sorteo de un jamón.

La carrera se desarrolló con toda la normalidad gracias a la labor que hicieron el centenar de voluntarios del Zurita. Se colocaron en los cruces, en la salida y la meta y en la entrega de dorsales. También destacó la vertiente solidaria del evento lúdico-deportivo. Una parte importante de la inscripción fue donada a la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer (AFEDAZ) y a la Asociación Parkinson Aragón.