A una semana del inicio del primer Grand Slam de la temporada en Australia el mundo del tenis anda revolucionado tras los casos de dopaje del británico Greg Rusedski (nandrolona) y del argentino Mariano Puerta (clenbuterol). El extenista estadounidense John McEnroe tiró más leña al fuego al admitir en una entrevista en el diario australiano Daily Telegraph de Sydney que en su época de jugador también se había dopado de forma involuntaria.

"Durante seis años me proporcionaron esteroides de los que se usaban legalmente para los caballos, sin yo saberlo, hasta que vieron que eran demasiado fuertes, incluso para los caballos", dijo el exnúmero uno mundial, de 43 años de edad y ganador tres veces de Wimbledon y cuatro del Abierto de EEUU. McEnroe, que ahora ejerce de comentarista de televisión, también se refirió al dopaje de Rusedski. "La gente debería prestar más atención a lo que toma", añadió.

McEnroe explicó justificó el hecho de que tomara esteroides en que la frontera entre los productos prohibidos en el deporte y los legales no estaba demasiado clara. "Yo no sabía que ciertos antiinflamatorios que se administran a los jugadores para acelerar la curación estaban en la lista de productos prohibidos", dijo. "La gente debería prestar más atención a lo que toma", añadió McEnroe, que se vio implicado en un escándalo de dopaje hace dos años cuando su exesposa, Tatum O´Neil, declaró que el jugador había usado esteroides al final de su carrera deportiva. En aquella ocasión, McEnroe calificó de "ridículas" las revelaciones de Tatum O´Neil.

EL INICIO Los controles de dopaje en el tenis comenzaron a finales de los 80 bajo el control del Consejo de Tenis Profesional Masculino, aunque sólo se perseguían drogas euforizantes y no las que mejoran el rendimiento deportivo. El último caso ha sido el de Rusedski, que tendrá que declarar el 9 de febrero.