—‘Playoff’ certificado. ¿Se lo hubiera creído en enero?

—No lo hubiese dicho nadie porque estábamos regular. Poca gente hubiese apostado por nosotros. A nivel interno siempre hemos confiado y tenido la creencia de que las cosas iban a ir bien porque sabemos cómo trabajamos.

—¿En algún momento de la temporada hubo dudas?

—Claro que sí. A la altura de las navidades había ciertas dudas porque ves que los resultados no llegan a pesar de que las cosas las haces bien.

—¿Ahora cómo está de ánimo el vestuario?

—Hay buenas sensaciones y veo a la gente motivada porque pocos han vivido un playoff de Segunda a Primera.

—¿Cómo de importante cree que es finalizar tercero?

—La posición es importante porque puede ser fundamental a la hora de jugar la vuelta, porque tal y como está La Romareda últimamente puede ser determinante. Nos da relativamente igual porque todos los rivales son complicados. Puedes pensar que el Sporting es más difícil porque se ha quedado por delante, pero sin embargo los dos encuentros de Liga los conseguimos ganar. En cambio, el Cádiz, que va a quedar por detrás, a priori podría ser más fácil, pero no les hemos ganado.

—¿Entonces lo prefiere por tener las dos vueltas en casa?

—Me da un poco igual. Eso sí, es importante ser conscientes de que tal y como está La Romareda pensemos que no va a ser nuestra salvación. Independientemente de en qué campo se juegue antes o después nosotros fuera tenemos que hacer las cosas bien y marcar gol si queremos pasar. No podemos jugarnos todo a la baza de La Romareda.

—¿Es partidario de las rotaciones ante el Barcelona B para descansar o lo contrario y mantener la tensión?

—Es indiferente porque la plantilla tiene nivel de sobra para que, juegue quien juegue, podamos ganar. No pienso que porque se hagan rotaciones el equipo tenga que bajar el nivel.

—Alejándose de su innegable zaragocismo, ¿qué posibilidades le da al Real Zaragoza de ascenso en el ‘playoff’?

—Muchas, muchas. Por las sensaciones del entorno, que para mí son fundamentales. Creo que se percibe que el Real Zaragoza impone, da miedo, es un rival fuerte y está con esa pizca de que le salen las cosas que en otros momentos no ha tenido. Esa percepción del entorno hace que el equipo tenga esa capacidad en el playoff de dar la sorpresa.

—¿Algún rival que no quiera ver ni en pintura?

—Ninguno, el que nos toque. Hay rivales a los que no le has conseguido ganar y temes un poco que pueda pasar lo mismo en el playoff, pero van a ser todos los rivales similares de dificultad.

—¿Cuántas veces se ha imaginado el ascenso?

—Solo este año muchísimas, incluso cuando no nos iban bien las cosas en cuanto a puntos. Desde el momento en el que me anunciaron que iba a estar en el primer equipo pensaba que el objetivo común era ese y mi objetivo individual era ayudar a ese objetivo. Era mi sueño antes y lo sigue siendo. Me he imaginado muchísimas veces la situación y lo que sentiría. Tuve la suerte de vivir el anterior ascenso en La Romareda como recogepelotas y desde entonces pienso que me gustaría estar en el campo como en aquel día pero como jugador. Me imagino la celebración en el césped y se me ponen los pelos de punta.

—¿Qué se puede decir de La Romareda y de la afición que no se haya dicho ya?

—Poca cosa. Los que somos zaragocistas, cuando vemos cómo se pone el campo, que pocas veces se ha visto así, al menos yo que tengo 24 años y que soy aficionado desde antes un montón de años. Me siendo un afortunado por vivir lo que estoy viviendo. Me lo había imaginado un montón de veces, pero sentirlo ahora… (resopla). Se pone el pelo de punta porque es el sueño de ser zaragocista jugar en La Romareda y ver el estadio así.

—¿Cuál es el momento más especial o más icónico?

—El salir al campo y el himno. Es el momento en el que soy más consciente de dónde estoy y a la vez el que menos. Es una sensación contradictoria. Sales al campo, se te cae el alma al suelo de lo que estás viendo y a la vez creo que no eres capaz de abarcar esa sensación al cien por cien. En ese momento estás un poco ido.

—¿Se nota tanto en el césped el plus que da la afición?

—Sí. Siempre había sido un poco escéptico con eso porque pensaba que era un mito, pero me he dado cuenta de que no. La Romareda es capaz de llevarte en volandas. Esa fuerza se nota.

—¿Percibe que la gente se siente más identificada con el equipo y que hay más ilusión?

—No voy a poder ser objetivo porque estoy en el equipo, pero aún así mi percepción es que sí que hay más ilusión por parte de la gente. Además lo expresa y te llega. Noto que, aunque no se suba, está orgullosa del equipo.

—Ahora se afronta un ‘playoff’ y se puede tanto ganar como perder. En caso de derrota, ¿cómo habría que tomársela?

—Si no subiésemos creo que sería una buena oportunidad para ver cómo se han hecho las cosas y ver que este es el camino. Puede que si no se sube este año a través del playoff se suba al que viene de forma directa.

—¿Les puede pesar en la promoción ser un grupo tan joven?

—Para mí eso es algo positivo. La gente no ha vivido esto y hay muchas ganas y hambre porque es una oportunidad que no sabes si vas a volver a tener en el fútbol. Va a pesar más el ímpetu, las ganas y la fuerza de la juventud que la veteranía.

—¿Considera que Cristian Álvarez ha sido demasiado protagonista a veces con sus paradas?

—Parece que esté mal visto que el portero sea protagonista, pero es uno más del juego y ayuda tanto como Borja Iglesias a meter goles por ejemplo. Es verdad que es indicativo de que te han atacado e intentado hacer gol, pero no creo que haya que pensar así. Influye tener un buen portero.

—Ahora que acaba el curso, ¿qué balance hace de su primer año como profesional?

—Muy bueno. A pesar de no haber jugado ningún minuto durante la primera vuelta tengo que hacer una valoración global de mi rendimiento. Llevo 21 partidos consecutivos y no lo hubiese dicho a principio de temporada. Confiaba en mí mismo, pero sabes que la situación es difícil porque es el Real Zaragoza y tienes competencia. Eso sí, sé que también la titularidad no es eterna y que se juega en cada partido. Siempre he mantenido la cabeza fría y la misma línea de trabajo que me ha llevado hasta aquí.

—¿Qué es lo que más le costó a la hora de adaptarse a la categoría?

—Quizá el ritmo de juego al principio y la lectura de lo que necesita un partido. Lo que más me ha costado es el día a día. Llevas muchos años entrenando, pero te das cuenta de que no es la misma exigencia. Tampoco pienso que me haya costado un esfuerzo terrible, me he ido dejando llevar porque no puedes estar todo el día pensando y dándole vueltas al coco.

—¿Le dolió o molestó que Natxo le diera la alternativa a Oyarzun antes que a usted?

—No. Sentí motivación porque cuando uno no juega piensa que algo está haciendo mal. Esos pequeños baches eran motivos para superarme y demostrar que podía conmigo mismo.

—¿Cómo se han tomado la noticia de la marcha de Natxo González al Deportivo?

—Estás expuesto y sabes que hay un montón de noticias todos los días sobre jugadores, el entrenador o el entorno. Tienes que filtrarlas y olvidarte de todo un poco. No hemos hablado con nadie. Sabemos lo que ha salido en la prensa y ahora mismo nos da igual. No se comenta ni se habla en el vestuario porque estamos muy centrados en el partido ante el Barcelona B y en el playoff.

—¿Sería un duro palo para el proyecto su marcha? Y más ahora que se ha dado con la tecla, ¿no?

—Creo que no soy yo quién para hablar de un proyecto a largo plazo ni qué intenciones tiene el club.

—¿Llega esta noticia en el momento más inoportuno?

—Da igual, eso es lo de menos. No es algo que hayamos comentado. Al grupo lo veo muy centrado en lo que tiene que estar.