Han tenido que pasar 33 años para que Alberto Puyuelo lograra el gran éxito en su trayectoria deportiva. El pasado domingo el corredor del Atletismo Oroel lograba la medalla de bronce en el Campeonato de España de maratón celebrado en Ciudad Real. Fue el premio más merecido para la constancia y el trabajo de este jacetano al que le metió el veneno del fondo en el cuerpo su padre Rafa cuando tenía ocho años. «Es algo emocionante llevar toda la vida haciendo deporte y que llegue tu mayor logro. Es algo meritorio llevar tanto tiempo motivado entrenando», reconoce.

El domingo allí estaban esperando a Alberto sus padres, su novia María y su amigo Guzmán. Fue un final tan apretado, un maratón perro, que a Alberto se le pasó por la cabeza que se podía llevar el oro. «A falta de un kilómetro estábamos en cabeza cinco atletas. Lo veía con muchos nervios y para llevarme una medalla hubiera tenido que correr muchísimo al final. Luché por todo, pero se me fueron en el esprint. Incluso pensaba que podía hacer algo más. Pero estaba muy contento igualmente». Físicamente llegó al tramo final perfecto. «Estaba preparado para correr bastante más rápido. Pero íbamos muy lentos, a veces a un ritmo de 3.40. Nadie quería tirar reservando para el final», reconoce.

Solo faltó a la gesta su hermano Víctor. «Estuvo corriendo en Mollerusa. He sido su entrenador desde que era pequeño y hemos vivido el atletismo juntos. Estuvimos en el Mundial de cross de Punta Umbría». El móvil de Alberto estuvo a punto de explotar de felicitaciones por whatsapp. «Cuando llegué tenía 200. Me llamó la atención que tenía uno de Fernando Carro. Me hizo mucha ilusión. Estuve en Mónaco cuando batió el récord de España de obstáculos».

Con los años ha encontrado su distancia idónea. «De pequeño todo el mundo me decía que era maratoniano. Pero tampoco me veía lento. Las millas no las corro mal. Tenían razón porque he corrido dos maratones, no he sufrido ningún muro, ni dolor muscular, ni se me hace largo. Y el domingo no sufrí nada», apunta.

Puyuelo es un corredor de asfalto diesel. «Igual me encuentro en el kilómetro 7 que en el 30. Soy muy fondista. Me falta coger un poco más de ritmo y por eso quiero hacer más 10K y medios maratones». Hay pocos casos de atletas que se entrenen ellos mismos. «Me conozco muy bien y no necesito a nadie de fuera que me motive. Hoy me iré a rodar por la tarde tras el maratón», explica.

Su ídolo es Bekele y a algunos les recuerda al alavés Martín Fiz por su carácter guerrero. «Esperemos que se enfrenten Bekele y Kipchoge en un maratón. Disfrutaríamos mucho los aficionados. Siempre he sido luchador en cabeza tirando del grupo». Trabaja en el colegio Asunción Pañart de Aínsa y se entrena casi siempre solo. «No es fácil compatibilizarlo porque soy un aficionado. Si te tienes que exigir a veces se hace bastante duro. He llegado a hacer una semana 150 kilómetros. El 80% de las veces solo». En el Nacional acabó en 2.23.56. El año que viene quiere bajar de 2.20. «En Ciudad Real valía menos. Un 2.18 estaría muy bien y, si lo consigo, quién sabe. Igual quiero algo menos», dice ambicioso.