Son los futbolistas los seres humanos que más entrevistas realizan dando vueltas y vueltas a las mismas preguntas sobre su rutina cotidiana. ¿Se imaginan que cada dos tardes les preguntaran qué tal por la oficina, por el taller o en la tienda? ¿Cómo afrontan la última venta? ¿Si ven bien al compañero de currelo o si confía en la labor del jefe de turno? De esa repetición nacen los tópicos y los mensajes sobados. Los dichos. Uno de los más erosionados es aquel que narra la victoria segura del entrenador debutante. Leerán esa cantinela si este miércoles Pacheta debuta con victoria en Getafe (19.00 horas). Será inevitable.

A seis puntos de la salvación, con el paréntesis de la Supercopa de la soberbia trompeta de Villalibre, el Huesca tomó otra decisión. También inevitable. Se fue Míchel y entra Pacheta, el valiente. Esta dolorosa acción, echar al querido entrenador del ascenso, era obvia en la búsqueda de un volantazo para librarse del precipicio. Porque esa victoria del dicho no es únicamente truco del lenguaje, es una necesidad imperiosa. Porque queda tiempo, una vuelta entera y este partido extra de regalo, pero el recorrido a descontar no será sencillo y porque se viene de donde se viene, de no saber ganar.

Entra Pacheta como es. Su presentación lo define vehemente, dando un golpe certero en la puerta nada más entrar. Que la gente se entere, los de dentro del vestuario y los de fuera. Con energía, discurso directo, balsámico para sus jugadores tristes porque se fue Míchel y por estar metidos en un pozo. Confianza y nuevos aires. Ese es el primer párrafo a leer por cualquier resucitador.

Motivar, como está haciendo JIM en el Real Zaragoza. Otra cosa es que el arreón se alargue con argumentos. Para eso ya quedan semanas por delante. Veremos. Pero asestar ese primer zarpazo, aprovechar la inercia del tópico, y hacerlo ante un rival directo, en una jornada llena de estas finales por el descenso, se presenta como el mejor principio. Inevitable.

No se sabe muy bien cómo será este Huesca de Pacheta. Sí se sabe qué es lo que se echaba en falta al Huesca de Míchel y se conocen cómo eran las obras anteriores de este ídolo de Bielsa que entrena parecido a cómo jugaba: todo corazón, todo ganas. Y ese espíritu es el que faltaba por reconocer hasta ahora en un equipo precioso en el toque en los primeros meses de campeonato y falto de pegada y contundencia en ambas áreas en los últimos. Se espera, por necesidad y por curriculum, por imperativo moral, ver a un grupo cohesionado, que minimice errores y sea más vertical y directo en ataque, más versátil y acomodado a sus piezas. Estampa más habitual y repetida en los aspirantes a salvarse de la quema. Si recuerdan, algo parecido intentó y no logró hace dos temporadas Francisco. ¿Tendrá tiempo ahora Pacheta? Saquen la bola de cristal o esperen acontecimientos. Nadie lo sabe.

Pero estos días no han sido sólo Pacheta. Han pasado más cosas. Para empezar nada. Nada de fichajes. Porque aunque se pronostican tres o cuatro, con un medio centro defensivo y una bala de banda como indispensables, lo primero que habrá que hacer será dar salida al exceso de peso del vestuario para poder maniobrar en el límite salarial. Eugeni, Escriche y Real son los que más números tienen en la partida, pero también Pacheta debe decidirse en esto.

A Ruben García, el director deportivo, se le acumula el tajo en un mercado complejo, con el fútbol en recesión por la pandemia. Por si las moscas, como hizo hace dos temporadas, pase lo que pase, el club ha iniciado el plan renove con David Ferreiro y Álvaro Fernández como primeros anuncios de ampliaciones de contrato para un futuro sin categoría definida.

Para empezar hoy el técnico burgalés no podrá tener ni a Sandro ni a Mosquera, el timón inalterable para Míchel. Ambos tienen lesiones musculares y no serán convocados. También arrastra molestias Eugeni. Tampoco Andrés Fernández, que sigue bajo protocolo covid, como Juan Carlos Real, alcanzado por el virus esta semana. El último en sumarse a esa lista ha sido Pablo Insua, positivo en un test de antígenos y pendiente de la PCR. El once será una incógnita, como el dibujo táctico. No las ganas.

Desde octubre

Enfrente estará el Getafe de Bordalás, compañero en el furgón de atrás, algo extraño por la trayectoria de este grupo en las últimas temporadas de éxito. Se ha desprendido de esa aureola de hijo del catenaccio, de solvencia destructiva. Viene de poner una pica en Elche (1-3) pero arrastra una irregularidad pasmosa. No gana en su antes irreductible feudo desde el 17 de octubre. Dos empates y cuatro derrotas desde entonces. Detrás de la reacción han presentado a las cesiones de Kubo y Aleñá, dos virtuosos para un Bordalás más gustoso de músculo y compromiso. Enfrente estarán los exHuesca Cucho, tocado, Etxeita y Yáñez, sin sentimentalismos. Enes Unal es su única baja.