Fernando Lahoz no podía cerrar mejor un año muy importante para él que con un viaje al Nepal. Ayer voló a Katmandú con Pilar, su esposa. Allí le esperaba un buen amigo. Es Dawa Tamahg, que lleva un montón de años trabajando como cocinero del refugio de Respomuso. En Nepal se casa una de las hijas de esta leyenda viviente. «Después aprovecharemos para hacer un trekking de tres semanas al campo base del Manaslu», dice este montañero zaragozano de 61 años que es director del Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea en la facultad de Ciencias de Zaragoza.

El 2019 ha sido un año que nunca olvidará. Lleva ya más de medio siglo ligado a su gran pasión por la montaña y hasta ahora no había recibido ninguna distinción de la territorial. Ya le tocaba al que ahora es uno de los vicepresidentes de la Federación Aragonesa de Montañismo. En la Cena de la Montaña fue Luis Masgrau, el presidente de la territorial, el que le entregó una de las insignias de oro de la institución.

Lahoz ya es toda una referencia en el montañismo aragonés. Da la impresión que lleva toda la vida en este deporte. Este zaragozano nacido en la calle Burgos del barrio de Las Delicias dio sus primeros pasos en el montañismo en Salesianos. «Entré en el Grupo de Exploradores de Don Bosco. Allí estuve hasta los 15 años y recuerdo que mi primer pico importante fue la Collarada», apunta Lahoz.

Fue a los 19 años cuando comenzó la carrera de Ciencias y se integró en el Club Alpino Universitario (CAU) y años más tarde se hizo del Club de Montaña Pirineos. «Era la época de Pedro Cameo y Rafa San Andrés. Por aquellos años en la entidad se formó parte a las expediciones al Everest, el Cho Oyu y el Chogolisa. Y me entró el veneno por el esquí de montaña. Me gustaba la faceta de organizador y me involucré en la Travesía de Esquí de Montaña Pirineos», indica Lahoz. Después regresó en una segunda etapa al CAU. «Un grupo tuvimos unas desavenencias en Pirineos y decidimos ir al CAU. Al final me engañaron y fui presidente durante nueve años. Se revitalizó el club con los jóvenes y se pasó de cinco o seis socios a 250 federados y 600 socios, que es cuando me fui», dice Lahoz. La siguiente y última etapa es con la Federación Aragonesa de Montañismo. «Luis Masgrau ya llevaba como presidente cuatro años. Me llamó y me propuso llevar los temas de formación por mi proximidad con la Universidad. Entré como vicepresidente, pero mi club sigue siendo el CAU», explica.

Lahoz es una de las piezas de la maquinaria muy bien engrasada como es la territorial. «Los hay voluntarios que forman parte de la junta y buenos profesionales como Carmen Maldonado al frente, David Castillo y en el plano altruista Luis Masgrau es un líder».

Esta territorial se ha convertido con los años en una de las más respetadas y con más peso específico. «Para Aragón la montaña es fundamental y el turismo nos aporta una gran riqueza. No consiste tanto en pelear, sino en convencer y eso nos diferencia de otras federaciones. Modesto Pascau y Luis Masgrau tienen mucha culpa de ello porque argumentan las cosas. Somos más habilidosos en el trato con los políticos». Con los años el montañismo ha evolucionado. «Cuando entré comenzaban las andadas y las carreras por montaña. Ahora es un caramelo. Dani Osanz y María Laborda son una joya. Y Manu Córdova es un atleta y montañero», finaliza Fernando Lahoz.