Se necesitarían muchos metros cuadrados para abarcar toda la historia del balonmano en el colegio Maristas de Zaragoza. Una cuarta parte de la exposición del Centenario del colegio que estos días puede verse en su capilla, antigua sede del centro escolar en la calle San Vicente de Paúl, se dedica a esta gran factoría de jugadores del balonmano aragonés.

Se necesitarían cinco capillas para abarcar medio siglo de balonmano aragonés. Carlos Polo y Luis Pedrero, la historia viva de Maristas, recorren la exposición recordando viejos tiempos. "Antes había mayor sacrificio en los jugadores. Hacíamos viajes a Alicante en trayectos de doce horas y terminábamos los entrenamientos a las doce de la noche", explica Carlos Polo. Tiene 73 años y fue entrenador del mejor Ademar, en los años sesenta.

La exposición tiene muchas piezas de museo: máquinas de escribir, piezas de la procesión de la entrada en Jerusalén, orlas, libros, filminas, máquinas de cine de 35 milímetros, tinteros, uniformes y pupitres de hace medio siglo, fotos de representaciones teatrales y de personajes célebres. Y los recuerdos del mejor balonmano.

Pedrero y Polo se detienen en las joyas de la exposición : un chándal y una camiseta con barras verticales blancas y azules del primer equipo, o carteles de 1963 anunciando el partido con el Gaztelueta, junto con placas, banderines, fotografías de equipos, copas... Uno de los diamantes es la pequeña copa que logró Maristas con Luis Pedrero como entrenador del equipo infantil. "Es de las más modestas, pero tiene un gran valor sentimental este título nacional", afirma Pedrero. Ahora tiene 65 años. Fue jugador en los primeros años y delegado de Ademar cuando Carlos Polo era entrenador.

Un buen palmarés

Maristas ha sido campeón de España infantil en dos ocasiones, en el 66 y el 76, tres veces tercero de España en cadete y subcampeón de España juvenil en dos temporadas. Actualmente el C-System Maristas milita en la Primera nacional.

Hay muchas fotos de las diferentes plantillas desde los orígenes hasta nuestros días. Pero Luis Pedrero se queda con una de 1965: "Esa campaña logramos la mejor clasificación de siempre. Los Ochoa, Peinado, Martínez, Gastón, Gracia, Zapater, Dancausa, Delcos, Gil y Peña con Polo de entrenador fueron terceros de la División de Honor".

Polo era un polifacético del deporte en los sesenta. "Fui árbitro de waterpolo, jugué a básquet y fútbol y fui el primer entrenador de Aragón que tuvo a un jugador de dos metros en baloncesto". Curiosamente, Polo nunca jugó a balonmano.

Ambos se miran con un gesto de complicidad. Polo, que tuvo a Pedrero como jugador, lo conoce mejor que a sus hijos. "Pedrero defendía de central y atacaba de extremo. ¡Tenía fama de leñero!", afirma con ironía. Ambos fueron culpables de la leyenda que se creó con el equipo zaragozano. "Domingo Bárcenas, antiguo seleccionador nacional, decía que no había nadie en España que defendiera como nosotros". Su 4-2 defensivo era temido por sus rivales. "Los dos pivots trabajaban a destajo y salíamos al contrataque al no tener tiradores de larga distancia".

En el patio del colegio se jugaron duelos épicos. La improvisada cancha era una olla a presión en la que cabían más de 300 personas. "Hace años nevaba mucho en Zaragoza. Antes del entrenamiento, cogíamos el pico y la pala, quitábamos la nieve y corríamos por el surco limpio". Para iluminar los encuentros, incluso tenían que poner tres alambres, de los que colgaban tres focos.