No hay puntos, al menos no de tres en tres. El Huesca no gana, pero por ambición no será. Los dos tortazos propinados por el Athletic parecen olvidados en el seno azulgrana y se ha repuesto anímicamente. No se observa desidia ni nadie ha bajado los brazos a pesar de la larga travesía sin triunfos. Con Francisco el equipo recuperó su mejor cara y el orgullo y en más de un partido ha merecido ganar, pero solo ha sacado, como mucho, un punto. Penaltis fallados, oportunidades marradas por decenas, goles encajados en el descuento... No hay manera.

La buena noticia es que no habría ocasiones sin generar buen fútbol. Desde que el preparador andaluz se hizo cargo del equipo ha ido haciendo distintas pruebas y cambiando el sistema hasta encontrar el punto dulce. Ha jugado con tres centrales y con dos, con dos carrileros o laterales, con dos en el medio o con tres, un punta o dos, con o sin enganche... Le ha costado, pero está encontrando el buen camino. Y en el Huesca, en el medio, está la mayor virtud del equipo.

Clave sin duda es la recuperación de Gonzalo Melero. El madrileño lleva parte de la temporada con pubalgia, una lesión complicada. Se perdió cinco partidos de Liga y la ida de Copa en San Mamés. Retornó en El Alcoraz ante el Athletic en la vuelta y completó los 90 minutos. Fue pieza clave en el ascenso y, a pesar de estar firmado por el Villarreal para el próximo curso siendo la venta más cara de la historia azulgrana, sigue siendo un jugador diferencial por su capacidad de asociación, llegada, remate y sacrificio sobre el césped. Suma 150 de los últimos 180 minutos y ofrece al equipo un salto de calidad.

Si a Melero se le juntan Moi Gómez y Chistian Rivera, la película tiene más papeletas de tener un final feliz. El alicantino es el tercer jugador con más minutos de la presente temporada después de Miramón y Pulido, dos defensas. Por lo tanto, es indiscutible. Ha jugado tirado en banda y haciendo de enganche, pero como pivote acompañado ha ofrecido su mejor versión. Como Melero, también tiene llegada y mucha capacidad para combinar y hacer jugar a sus compañeros. Es el catalizador del fútbol azulgrana y solo se ha perdido dos encuentros en Liga, que fueron ante el Atlético y Girona.

LA AYUDA DE RIVERA

El centrocampista asturiano surgió como oportunidad después de la lesión de larga duración de Luisinho. Es joven, con hambre de triunfar en la élite, con unas grandes condiciones físicas y nada torpe con el balón. A la vista está el bonito gol que dejó ante el Levante en su primer partido como titular. Como Melero, abarca mucho terreno de juego, ejerce presión, su altura permite ayudar en los balones aéreos y estrategias. Un acierto que está ayudando a crecer al Huesca desde el centro del campo.

Ferreiro es el multiusos. Desde el lateral o como extremo es un generador constante de peligro por su descaro y verticalidad. Para Leo Franco no contó mucho, pero sí para Francisco. De los últimos doce partidos, en diez ha sido titular y suma siete encuentros consecutivos partiendo desde el once inicial y es un incordio para los rivales.

El resto de actores buscan con trabajo su sitio en el Huesca, pero no terminan de encontrar la regularidad. Damián Musto ha ido de más a menos y no ha jugado los dos últimos partidos. Tiene un perfil más de destructor que de creador. Aguilera ha aparecido con intermitencia, aunque su calidad está fuera de duda. El capitán Camacho apenas juega y Gürler no está justificando el traspaso que se pagó en verano por él. Solo falta rematar la faena.