Leo Ponzio es el cuarto jugador más utilizado en el actual campeonato, tan sólo por detrás de otros tres fichajes: Alvaro, Villa y Milito. De los 24 partidos disputados, se ha perdido uno, el de Valencia y fue por sanción, por acumulación de tarjetas. Ha tenido tiempo suficiente para demostrar el porqué de su adquisición el pasado verano al Newell´s Old Boys, donde se había ganado un cierto prestigio de 5 , de futbolista capaz de contener y de dirigir sin excesivos compromisos. También se hizo importante en la albiceleste sub-20, con la que se proclamó campeón del mundo, y ha jugado tres partidos con la absoluta, esas citas más abiertas en las convocatorias por la ausencia de las estrellas europeas . ¿Pero qué ha aportado de verdad este mediocentro que vagabundea por la nada? Dos goles y la molesta sensación de que es titular por decreto . Hay razones para creerlo: el chico ha costado un buen puñado de euros.

Pareja antinatura

Hasta la destitución de Paco Flores, compartió zona con Soriano, una pareja antinatura que soportó a duras penas la responsabilidad de destruir y de crear. Uno, el aragonés, porque sus virtudes se restringen con corrección al acompañamiento, y el otro, el suramericano, porque reclama una omnipresencia en el juego para la que no está dotado. Se confiaba en que con la llegada Movilla aceptara y comprendiera su rol secundario, pero ayer ratificó ante el Betis que es una pieza perdida de un puzzle imposible. No porque quiera robar protagonismo a alguien, sino por su forma de entender el fútbol es dispersa, mal medida, intrascendente y prescindible.

Buen recuperador de balones y aceptable compañero en las coberturas defensivas, sufre de graves lagunas con la pelota en los pies. Es obvio que el juego largo lo desconoce, pero en el corto se ha destacado por una horizontalidad desesperante y por absurdas pérdidas que comprometen al equipo. Hay quien alaba su capacidad en el lanzamiento lejano. Es cierto, posee un potente disparo --no tan certero-- que no prodiga por su lejanía de posiciones más avanzadas. Movilla, sin embargo, necesita otro tipo de escudero a éste, que lo mismo es situado en el mediocentro, que de lateral que, como ayer, de interior. Ese desplazamiento de zonas no es fruto de la polivalencia, y lo deja en evidencia porque no encaja en ninguna de ellas.

Así, es difícil comprender por qué no ocupa su lugar Fernando Soriano, quizá menos rápido que Ponzio en la reacción, si bien mucho más práctico, razonable y de mayor aprovechamiento táctico para un Real Zaragoza que cojea de cabeza, en el juego aéreo. Soriano no es la panacea, aunque interpreta mejor que Ponzio los códigos del mediocentro, sobre todo el de la serenidad y el de saber a quién le corresponde siempre la jerarquía. Sencillez, presencia física, compromiso... En buena lógica no debería ser suplente. Todo lo contrario.