Lucía una réplica del casco de Niki Lauda a la que no dejó de señalar y besar tras bajarse del coche, pero el mejor homenaje de Lewis Hamilton a su consejero, a su amigo, a su jefe, fue la victoria número 77 de su carrera, la tercera en Mónaco, después de un gran premio con cierta épica. «Ha sido una de las carreras más duras que probablemente he tenido. He luchado con el espíritu de Niki, alguien que ha influido mucho en el equipo y en los pilotos. Todos le echamos de menos», explicó un emocionado Hamilton antes de insistir en la dificultad de conducir con los ruedas seriamente desgastadas. «Creo que no conducía con neumáticos tan muertos desde China en el 2007», desveló recordando aquel accidente que lo dejó clavado en la puzolana de entrada a boxes cuando se jugaba el título frente a Fernando Alonso.

El año pasado, Daniel Ricciardo venció a pesar de una avería que le restaba 170 caballos de su motor en las últimas vueltas. Lewis Hamilton tomó el relevo con otro triunfo impensable rodando tres y cuatro segundos más lento para conservar sus neumáticos. Definitivamente, adelantar en Mónaco es poco menos que imposible, por eso hay que calificar de extraordinarios los dos adelantamientos que Carlos Sainz realizó en la primera vuelta para auparle a una brillante sexta plaza.

Hamilton se pasó 60 de las 78 vueltas cuestionando la elección de gomas (el compuesto blando en lugar del duro) tras la parada en boxes, adelantada casi al comienzo de carrera por la entrada del coche de seguridad. Charles Leclerc había tenido que abandonar tras un toque en el segundo adelantamiento que intentaba tras arrancar decimosexto por un error fatal del Ferrari en la clasificación. Adelantar en Mónaco se antojaba tan complicado como siempre pero Hamilton estaba preocupado, sobre todo, porque quien le achuchaba era Verstappen, un tipo especialmente hábil para estas maniobras, y osado, muy osado.

EN LA ‘CHICANE’

A dos vueltas de final, el holandés lo intentó a la desesperada en la chicane del túnel. «Se tiró tarde, por suerte lo vi en el último momento --desveló Hamilton--. A pesar del toque, pudimos seguir». Hamilton aguantó hasta el final y Verstappen finalizó cuarto, fuera del podio, tras aplicarse la penalización de cinco segundos por haber estrangulado a Bottas en la calle de los garajes durante el pit-stop.

Y por detrás de los Mercedes, de los Ferrari y los Red Bull, los tres grandes, los seis coches intocables para el resto, emergió Carlos Sainz, con un fenomenal sexto puesto, fruto, sobre todo, de su sensacional clasificación del sábado, que le llevó a la novena plaza. Su conducción consistente, la ausencia de errores, una buena estrategia y una genial primera vuelta le llevaron a la sexta plaza. «Después de hacer el decimoquinto en los libres del jueves, nadie se lo podía imaginar. Adelanté los dos Toro Rosso por fuera en la curva tres y eso me llevó a una posición que nadie esperaba», explicó el madrileño.

Más decepcionado se mostró Valteri Bottas, que partió segundo en la salida y acabó tercero tras una carrera sin opciones y con un fallo del equipo al cambiar neumáticos. «Ha sido una carrera decepcionante porque teníamos la velocidad. He tenido que parar a la vez que Hamilton (su compañero en Mercedes) y ahí he perdido algo de tiempo. Al salir, Max Verstappen no me ha dejado espacio. He pinchado, he tenido que volver a parar y me he quedado detrás. Ha sido decepcionante», expuso. Mientras tanto, Sebastian Vettel, segundo, pero muy lejos de las balas plateadas, fue muy claro: «Tenemos que mejorar», dijo.