Actuar en El Sadar invita a dar un paso atrás. Osasuna, juegue quien juegue, se deja llevar en su estadio por un espíritu guerrero ancestral y una afición que aprieta las tuercas de los rivales. Este año, además, dispone de una plantilla de campanillas para la categoría. Infunde respeto, y así lo manifestó Rubi con un trivote en el que junto a Luso, Aguilera y Melero para dejar a Vadillo en el banco de los reservas. Está muy bien estudiar al contrario, pero ponerse a su merced, al menos para este Huesca tan desenvuelto ofensivamente, se antoja excesivo.

El conjunto oscense jugó con Ávila y Hernández arriba y Gallar para la sorpresa, aunque los puntas consumieron su electricidad en apagar las luces de los navarros, lo que condujo al equipo altoaragonés a la ausencia constante de protagonismo con la pelota, muy pendiente de echar la cremallera en su campo y sin opciones de armar alguna contra con cierto peligro. Osasuna afiló los tacos, empujó y llevó el partido a un terreno físico y bronco, a una pelea de la que el Huesca salió como pudo, no pocas veces metido en ella y olvidándose del fútbol.

Sin jerarquía en el centro del campo, solapado e inquieto el trivote por la presión rojilla, el equipo de Rubi pudo marcar en una llegada de Aguilera que Aridane abortó al anticiparse al disparo del madrileño. También en un mano a mano de Cucho Hernández que Sergio Herrera despejó a guante en una gran intervención. Pero los azulgrana seguían atascados, con exclusiva atención a no perder el sitio. Lo hizo en una falta botada por Fran Mérida que ganó por arriba Lucas Torró y mandó a la red Unai García apareciendo por el segundo palo. Entonces, lo de casi siempre. El técnico del Huesca tiró la pizarra a la basura y dio paso a sus futbolistas. Primero dando entrada, cómo no, a Vadillo, y después prescindiendo de Luso y más tarde de Jair para poner a Rescaldani y David Ferreiro... El toque de corneta de toda la vida.

Hubo más fluidez y atrevimiento. Sobre todo no se perdieron los papeles. En un córner lanzado por Vadillo, en la recta final del choque, voló Melero tras ganarse la posición magistralmente para despegar y cabeceó con limpieza para el empate. Le dio a Osasuna donde más le duele y mejor domina, por alto. El Huesca no mereció más porque Rubi antepuso su forma de visualizar el partido a la naturaleza de una plantilla que no está confeccionada para verlas venir. Su amplitud de registros le permite dominar los encuentros en casa y fuera. Al menos intentarlo con firmeza y argumentos. Es todo tan sencillo...

- Ficha técnica:

1 - Osasuna: Sergio Herrera; Javier Flaño, Aridane, Unai García, Clerc; Arzura, Fran Mérida (De las Cuevas, m.77); Sebas Coris (Xisco, m.55), Roberto Torres, Quique; y David Rodríguez (Lucas Torró, m.62).

1 - Huesca: Remiro; Akapo, Pulido, Jair (Ferreiro, m.82), Brezancic; Aguilera; Chimy Avila (Vadillo, m.56), Luso Delgado (Rescaldani, m.72), Melero, Alex Gallar; y Chucho Hernández.

Goles: 1-0, m.67: Unai García. 1-1, m.87: Melero.

Árbitro: Sagués Oscoz (Comité Vasco). Mostró tarjeta amarilla a David Rodríguez (m.28), Arzura (m.42), Torres (m.45), Torró (m.70), Fran Mérida (m.76) y De las Cuevas (m.86), de Osasuna; y a Brezancic (m.14), Melero (m.28), Chucho Hernández (m.38), Aguilera (m.67), Pulido (m.84), Akapo (m.90) y Vadillo (m.92), del Huesca.

Incidencias: Partido de la tercera jornada de LaLiga 1/2/3 disputado en el estadio El Sadar ante 15.071 espectadores, justo en el 50 aniversario del campo pamplonés, donde hizo el saque de honor del encuentro el exjugador y capitán rojillo en 1967 Javier Ederra. El coro de la Asociación Gayarre Amigos de Ópera interpretó el himno de Osasuna coincidiendo con la salida de los jugadores al campo e intervino del grupo Duguna-Dantzaris.