1.- Leo persigue la rebelión definitiva

Se ha ido Messi tantas veces de este Mundial que hoy vivirá una final. Se fue con el 0-3 de Croacia cuando ya se vio al borde del precipicio. Pero "el destino", como recordó él, le dio otra oportunidad. Lo que no imaginaba es que tendría las maletas en la mano cuando Moses, tras un criticado penalti de Mascherano, enfilaba el camino del adiós para Leo. Esos 40 minutos fueron, quizá, más tristes aún que la goleada croata porque venían de una primera parte realmente messiánica, digna del nombre que lleva el 10 de la albiceleste.

Fue, sin duda, su mejor versión tras rubricar un gol ciertamente sobrenatural. Un soberbio pase de Banega que controló con el muslo izquierdo corriendo a 27 km/ h antes de acunar delicadamente el balón con su botín izquierdo, ya a 34 km / h, mientras preparaba la pierna derecha para firmar su primer, y único, tanto en Rusia. Luego, en cambio, desapareció, angustiado porque se temía lo peor antes de que la asistencia de Mercado convirtiera a Rojo (un zurdo que marcó por la derecha) en el héroe nacional.

Quedó liberado Messi. Siente que no solo ha tenido una segunda, y hasta tercera oportunidad, sino que ahora frente a Francia podrá redimirse de tanto tormento como el que ha vivido a la sombra de Sampaoli. Desamparado y húerfano hasta que no apareció Banega a su rescate. Con 45 grandes minutos no le basta. No ha dejado de intentarlo. Ha hecho 42 regates, solo superado por Neymar (53). Pero el porcentaje de acierto del argentino (65%) es mucho mejor que el del brasileño (47%). O regatea Leo o nadie lo hace en Argentina.

2.- Griezmann aún no ha brillado

Tomó la decisión de seguir siendo colchonero y dejó de jugar. En realidad, la decisión la tenía tomada hace tiempo, pero faltaba documentarla audiovisualmente con el trabajo de la productora de Piqué. Griezmann ha tenido un peso menor en el juego de una Francia que no deslumbra en ataque. Deschamps tampoco ha tenido mucha paciencia con la estrella del Atlético de Madrid. Tres partidos, tres veces en las que ha sido sustituido, prueba del descontento del seleccionador.

Su gol llegó de penalti. Antes, poca cosa. Después, poca cosa. Y eso que Deschamps ha ido modificando su plan inicial de ataque para encontrar el mejor ecosistema táctico en el que explotara Griezmann. Empezó Antonie ante Australia (2-1) jugando en la punta, punta, escoltado por Mbappé (extremo derecho) y el azulgrana Dembélé (extremo izquierdo). Se le vio aislado del juego colectivo.

En el segundo partido (1-0 a Perú, gol de Mbappé), Griezmann ya jugaba en el sitio en el que está acostumbrado. De segunda punta por detrás de Giroud, el ‘Diego Costa’ de Francia. Apenas pisó el área (dos disparos, uno a puerta) y terminó siendo sustituido. Deschamps seguía con la mosca detrás de la oreja. Antoine, también. En el tercer y último encuentro (pobre 0-0 contra Dinamarca), más de lo mismo. Le cambiaron de socios (Dembélé entró por Mbappé y Lemar por Matuidi), pero nada nuevo ocurrió. Dos disparos lejanos que no generaron peligro y el seleccionador, una vez más, lo quitó del campo. Tomada (y anunciada ya) la decisión, Francia espera que Griezmann juegue de verdad en Rusia.

3.- Suárez se ha ido entonando

Arrancó a cámara lenta el nueve del Barça. Pero, poco a poco, ha ido cogiendo velocidad dejando dos goles para Uruguay. "Estoy mucho mejor que en el primer partido", admitió el propio delantero azulgrana consciente de que sus dos ocasiones ante Egipto llegaron fuera del área. Luego, sin embargo, se reencontró con la eficacia perdida. El primer gol fue un gol muy Suárez. Cazando un balón que andaba sin dueño alguno por el área pequeña a la salida de un saque de esquina. Un gol muy uruguayo. 1-0 a Arabia Saudí, misión cumplida, como el 1-0 previo ante Egipto. "Claro que he reflexionado después de ese partido, las charlas con el seleccionador, el apoyo del equipo…", comentó en Socchi.

Tras el oportunismo del segundo día llegó la picardía del tercero en una falta lanzada a ras de hierba para abrir el camino del cómodo triunfo sobre Rusia (3-0). Una falta que levantó ciertas suspicacias porque un defensor ruso se apartó del camino trazado por el balón. Suárez, sin embargo, ha ido rescatando los mejores perfiles de su juego, apoyado, en todo momento, por el trabajo que supone para cualquier defensa tener a su lado a Cavani. Siendo ambos protegidos por una defensa pretoriana que comanda Godín, uno de los mejores centrales del campeonato.

Llega el nueve del Barça tranquilo y feliz a su cita con los octavos de final. Sin pensar demasiado en Cristiano Ronaldo. “La rivalidad con él es de clubs. Esto es un Mundial, jugamos por nuestro país”, proclamó el uruguayo, que se ha visto obligado a ‘dulcificar’ su carácter con la llegada del VAR. “No se protesta tanto, ahora con la cámara se pueden pitar penaltis que antes no se pitaban”.

4.- El insaciable Cristiano Ronaldo

Hizo el partido perfecto ante España (cuatro remates, tres a puerta, tres goles, uno de penalti, otro desde fuera el área y otro de falta directa), por lo que resultaba casi utópico que pudiera mantener ese nivel. Resultó decisivo ante Marruecos (1-0, gol de Cristiano) aprovechando un saque de esquina para firmar un imponente cabezazo. En los 180 primeros minutos del Mundial, la estrella del Madrid había hecho cuatro goles y de todo tipo y condición.

Luego, como es obvio, bajó su rendimiento ante Irán, a pesar de que su insistencia no decreció: cinco remates, tres a puerta, uno interceptado y otro fuera. Pero ya no irradiaba ese aire de delantero iluminado capaz de derribar cualquier muralla como en las dos noches anteriores. Aunque no tenga esa luz, él nunca se rinde, obcecado como anda en llevar a Portugal al paraíso que ya conoció cuando conquistó la Eurocopa de Francia hace dos años.

Es, tras Neymar (17), el jugador que más faltas recibe en este Mundial. A Cristiano le han hecho 13 siendo el delantero que más percute con sus 14 disparos. Esos cuatro goles han sido, sin embargo, superados por el inglés Harry Kane, que lleva cinco. Ahora, Uruguay se erige en el nuevo obstáculo en un hipotético cruce con Messi si este gana a Francia. Ambos están amenazados. Si ven una tarjeta amarilla se perderían el duelo de cuartos. Si pasan, claro.