La imagen provoca escalofríos, hormigueos en la panza, ataques de pánico, entre otras razones porque está muy cerca de convertirse en realidad: Leonel Messi está en su casa de Castelldefels y enciende su televisor. Es la apertura de Rusia-2018 y no puede creer que no esté ahí. Todavía se pregunta cómo Argentina pudo quedarse fuera del Mundial.

Sí, la escena tiene algo de mala profecía a punto de cumplirse después de que el penoso seleccionado que dirige Jorge Sampaoli empatara sin goles ante Perú y quedara sexto clasificado en las eliminatorias a falta de un partido decisivo. El martes juega en Quito ante Ecuador y si no gana dependerá de una combinación milagrosa de resultados de los otros partidos para disputar contra Nueva Zelanda una plaza en el certamen. «Messi más que nadie merece ir al Mundial y resultaría insólito lograr quedarse fuera de los cinco primeros con ese marciano en el equipo», dijo el diario Olé. Por estas horas, sin embargo, lo insólito es la regla.

En 1969, los peruanos dejaron a la selección argentina fuera de México-70 en el mismo estadio de Boca Juniors donde los dirigidos por Sampaoli no pudieron perforar el muro que levantó delante de la portería el peruano Pedro Gallese. Entre otras cosas porque Darío Benedetto, el 9 de Boca, erró cuatro oportunidades que le habrían evitado este sufrimiento. Emiliano Rigoni, el extremo del Zenit de San Petersburgo, todavía debe de lamentarse por el balón desperdiciado que le sirvió Leo para que anotara.

Y Messi, pobre Messi, señoras y señores, se cansó de regatear y habilitar compañeros que resolvían siempre mal las situaciones. Sin la Pulga, Argentina es un equipo de mediocre para abajo. Ricardo Bochini, uno de los grandes 10 de la historia antes de que apareciera Diego Maradona, fue tajante. «No tiene con quién jugar». Carlos Bilardo, el entrenador campeón del mundo en 1986, también se compadeció de Leo: «No se puede esperar que haga todo».

LOS DIAGNÓSTICOS / La selección, que ayer decidió entrenar cuando le tocaba día libre para ganar algo de confianza, está actualmente por debajo de Chile y Paraguay. Diego Latorre, exestrella de Boca, del Tenerife y campeón de América con Argentina, ofreció uno de los diagnósticos más crudos. El seleccionado «pelea contra sus fantasmas».

La albiceleste tiene el peor promedio de goles de las eliminatorias: menos de uno por partido. Hay jugadores como Di María y Banega a los que la camiseta les pesa como plomo. Pasan los entrenadores y nada se modifica. «Quizás el destino haya querido juntar todo lo que hicimos mal y está conspirando contra nosotros», insistió Latorre.